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lunes, 30 de enero de 2012

Year of the gun (John Frankenheimer, 1991)


John Frankenheimer es un director que destacó ante todo en la realización de thrillers: su capacidad para sostener la tensión y para construir imágenes de impacto, así como para presentar visual y dramáticamente de forma clara las tramas, fueron siempre notables. En particular, un par de thrillers políticos, en los años sesenta, cimentaron su fama: The Manchurian candidate y Seven days in May.

En Year of the gun, Frankenheimer narra otro thriller ambientado en un contexto político tenso: aquí, la Italia de los años setenta (los "anni di piombo"), en los que la estrategia de la tensión, entre la movilización izquierdista, las provocaciones fascistas y de los servicios secretos y las maniobras políticas norteamericanas, de la OTAN, de la Democracia Cristiana y del Partido Comunista, llevó a multitud de actos violentos.

Que nadie espere, no obstante, entender nada de todo lo anterior viendo esta película. Al contrario, el contexto político es tan sólo -a diferencia de los otros dos thrillers políticos que antes mencionaba- solamente eso: un contexto. Indescifrable, además: en efecto, viendo la película resulta prácticamente imposible ir más allá de la (simplista, y reaccionaria, por etnocéntrica) visión de que "se trata de un  país (pobre y, por ello) lleno de revoltosos violentos". No hay razones para actuar, no hay tampoco causas sociopolíticas...

El foco de atención se coloca, por el contrario, sobre dos personajes norteamericanos (encarnados por Andrew McCarthy y por Sharon Stone) que intentan descifrar el enigma político que para ellos representa la situación italiana... y que, por puro azar (!!), acaban viéndose colocados en pleno centro de la intriga que acabará por desembocar en el secuestro (y posterior homicidio) de Aldo Moro. Dos personajes que, al parecer, abandonan Italia (y la película, cuando ésta finaliza) sin haber entendido absolutamente nada, igual que cuando llegaron (y la película se inició). En medio, algunas leves secuencias de tensión, que no acaban de cuajar de cara al/a espectador(a), y una intriga que pretende ser más compleja de lo que en realidad es.

¿Qué es posible aprender del visionado de películas como ésta? Yo diría que una obra como Year of the gun nos permite echar una mirada a esa visión del mundo -tan del gusto de cierto periodismo y de cierta narrativa- que podríamos calificar de "empirismo burdo", y que tan mal le sienta casi siempre al análisis social y político: la idea de que las cosas son lo que parecen. Que, por ejemplo, una muerte es una muerte, y nada más que una muerte.

Como resultará obvio, las cosas nunca son tan simples: en la interacción social, todos los actos (físicos) están preñados de implicaciones simbólicas. Así, uno se condena a no entender absolutamente nada acerca del fenómeno de -por ejemplo- la lucha armada si piensa solamente en términos de muertos, daños materiales, disparos, etc. Porque solamente a la luz de las razones (¿buenas o malas?) para actuar de los sujetos protagonistas, y de las causas sociopolíticas que les han conducido a (tener tales razones y, por ello, a) actuar así, podemos intentar: explicar, interpretar, compreder y discutir acerca de la justificación.

Son éstas ideas que no resultan hoy populares, invadidos como estamos por ese correlato del empirismo burdo (que pugna por dominar en el ámbito de lo descriptivo) que es, en el plano normativo, el moralismo. Mas creo que, pese a todo, hay que seguir reivindicando (y, en este sentido, la película de Frankenheimer nos servirá, cuando menos, como un adecuado punching-ball), frenta a este género de simplificaciones, nunca inocentes (sino perfectamente funcionales a la manipulación ideológica), el pensamiento complejo, más capaz de darnos claves válidas, para comprender (adecuadamente) y para actuar (correctamente).




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