Esta temporada he estado viendo películas -casi al alimón- de John Frankenheimer y de Phil Karlson. Después de verlas, reflexionando acerca de lo que pienso sobre ellas, me ha llamado la atención una determinada diferencia de actitud al contemplar las unas y las otras.
Tanto Frankenheimer como Karlson emplean con habitualidad recursos visuales orientados a generar efectos de énfasis en el/la espectador(a). Y, en concreto, a través de encuadres diseñados con una extraordinaria (en comparación con el canon clásico, que pretendía la transparencia) profundidad de campo, que permiten superponer a diferentes personajes (portadores de distintos roles dramáticos), destacando a unos sobre otros. No se trata, pues, de directores que resulten -en ningún sentido relevante del término- "clásicos", si es que clásico quiere decir equilibrado o moderado en su retórica.
¿Por qué, entonces -me pregunto-, soy capaz de apreciar la retórica enfática de Karlson (pongamos por caso: en 99 River Street), en tanto que vigor visual, mientras que la de Frankenheimer me resulta en general -lo confieso- extraordinariamente molesta (pongamos: en The Manchurian candidate), precisamente, por "retórica" (en su sentido peyorativo)?
¿Tiene que ver, tal vez, con el hecho de que Karlson, a través de sus énfasis, se limita a proponer ensayos en torno a la emoción, mientras que Frankenheimer construye -a través de una retórica semejante- un discurso (verbalizable) completo?
¿Posee, por lo tanto, lo inefable algún privilegio en cuanto a su consideración estética? ¿O se trata más bien de prejuicios de intelectual resabiado?