Hace ya casi tres años comentaba en este Blog Crematorio, la novela de Rafael Chirbes, y expresaba mis reservas acerca de la forma que en ella adopta la narración de la historia de la pérdida de los valores progresistas y democráticos por parte de las élites políticas y empresariales de la monarquía parlamentaria española del post-franquismo.
Sin embargo, no había visto, hasta ahora, la serie televisiva que se realizó, allá por 2011, supuestamente inspirada en la novela, por parte del mismo equipo que más recientemente ha creado La zona (Jorge Sánchez-Cabezudo/ Alberto Sánchez-Cabezudo, 2017), comentada también aquí hace unos días. Para mi sorpresa, lo que me he encontrado en la serie -en contra del sentido de la novela- es un ejemplo de cine criminal absolutamente tópico, ambientado, sí, también en la Comunidad Valenciana, y al que se han incorporado varios de los personajes que aparecían en la obra de Chirbes.
Que nadie espere, no obstante, de esta serie otra cosa que una revisión banal de los tópicos más manidos del cine criminal: ni una trama atrayente, ni profundidad alguna en el retrato de personajes, ni mucho menos algún examen del marco social en el que la historia de caída de un empresario especulador y corrupto tiene lugar. Tampoco -y en esto la traición al espíritu de la novela original resulta todavía más notable- se produce reflexión alguna acerca de la moralidad (y de la amoralidad) inherentes al triunfo social en una sociedad desigual y oligárquica.
Entretenimiento, pues, simple y banal, en el más limitado sentido de la expresión: se ve con comodidad, se olvida rápidamente. Nada, ni en la historia, ni en las imágenes, permanece de esta producción, que, con seguridad, tuvo más de hito industrial (más medios para producirla de lo que era habitual en la industria televisiva española de la época) que de logro estético.