Este artículo constituye una lectura imprescindible, pues, aunque habla sobre lo que ocurre en el Derecho Penal de los Estados Unidos de América, las tendencias que describe están presentes también -aun si todavía algo atenuadas- en la realidad de nuestra política criminal: o de cómo una legislación penal draconiana, irracional (e injustificadamente) punitivista sirve fundamentalmente para constituir un chivo expiatorio, el de los "pervertidos" (así reza la etiqueta que impone a ciertos infractores -reales o imaginarios- la ideología populista), mientras que la gran masa de abusos sexuales, que tienen lugar en el contexto de relaciones personales, y aun íntimas (amigos, parejas, padres, etc.), permanecen mayoritariamente fuera del foco de la intervención pena, e impunes.