X

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

jueves, 20 de marzo de 2014

Du zhan (=La guerra de la droga) (Johnnie To, 2012)


Desde el punto de vista de su trama, Du zhan no resulta particularmente original, ni relevante: se trata de un ejemplo característico de cine criminal, subgénero procedural (descripción de los procedimientos de investigación policiales: aquí, en relación con el tráfico de drogas, entre Hong Kong y la China continental). Acaso un tanto menos moralista que sus antecedentes en cine norteamericano (de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, principalmente), como, por lo demás, parece propio del cine contemporáneo, que no puede dejar de revelar, en todo momento, un cierto "desencanto" ideológico con la tradicional ideología moralista que separa tajantemente el "Bien" (el Estado) y el "Mal" (el "delito); y que explicita siempre mucho más intensamente la violencia que resulta inherente a la actuación represora de ese presunto "Bien". (Aquí, sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en otras obras contemporáneas del género, no existe un ejercicio retórico en torno a la visualización, y estetización, de la violencia física, que resulte palmario y especialmente obvio.)

De cualquier forma, sin duda alguna, por lo que llama la atención Du zhan es, más bien, por su "tersura" formal. En efecto, quien contempla esta película puede aproximarse a una obra del género criminal sin por ello verse sometido a los usuales -y fatigosos- formalismos y manierismos que han atrapado al género (y, en realidad, a buena parte del cine contemporáneo, tanto comercial como "independiente" y/o "de autor"), en su versión occidental. Es fácil imaginarse qué habrían hecho muchos de los directores occidentales contemporáneos más adeptos al género (pongamos: un Michael Mann, un Quentin Tarantino, un Martin Scorsese,... -tan distintos todos ellos por lo que hace a estilos, intereses, tradiciones y, no obstante, aunados realmente en este aspecto) con una historia como ésta. Y, en cambio, Johnnie To nos presenta una narración en la que la retórica no resulta sobresaliente, sino que está supeditada a la mostración de la historia narrada.

Obvio es decirlo: la ausencia de una retórica muy prominente (para el/la espectador(a)) no implica que la narración carezca de formalización alguna. De hecho, en Du zhan, el esfuerzo formal en la puesta en forma audiovisual resulta también muy evidente, a poco que se analice con algo de detenimiento -claro que no se aprecia en un primer vistazo, superficial- la película: principalmente, la cuidadosa manera en la que están compuestos los planos y el soberbio trabajo de montaje permiten que la narración adopte esa apariencia superficial de sencillez. Permiten, en suma, que la narración muestre la historia sin que resulte aparente una intromisión obvia de la voz del narrador.

Evidentemente, ello tiene su precio: Du zhan apenas profundiza en la psicología de sus personajes protagonistas, tendiendo más bien a este respecto hacia el "conductismo", al limitarse a algunos breves apuntes, muy insuficientes en su retrato de las motivaciones profundas. (Pero, en realidad, ¿cuántos personajes de las narraciones criminales -por no hablar de la vida real- poseen en realidad motivaciones muy profundas para desarrollar los cursos de acción que llevan a cabo?) Y, sin embargo, resulta en extremo interesante -cuando menos, para quien esto escribe- volver a recordar que, también, otro cine criminal (distinto del actualmente hegemónico, que se mire en la mejor tradición realista del pasado, aun renovándola) es posible.




Más publicaciones: