Hay días, hay acontecimientos, que suscitan en uno la irrefrenable tentación de soñar, con que otro mundo mejor es posible. Ello nos ocurrió a much@s, en España, en los días y semanas después del 15 de mayo de 2011. Ayer, esta noche, esta mañana después, de los llamativos resultados en España de las elecciones al Parlamento Europeo, podría ser otra de esas ocasiones.
Permítaseme, entonces, que sueñe, tan sólo un instante:
- Sueño que Izquierda Unida y Podemos son capaces de llegar a un acuerdo de coalición de cara al próximo ciclo electoral (elecciones municipales, autonómicas y legislativas). El acuerdo no es el típico acuerdo de coalición electoral (en el que se acuerda el programa electoral, se reparten los puestos en las listas, se establecen compromisos para el caso de poder gobernar, etc.), sino que, además:
1º) Para las candidaturas en municipios y parlamentos autonómicos, se abre la posibilidad de impulsar conjuntamente, allí donde sea posible, candidaturas ciudadanas, apoyadas por ambos partidos. Con el compromiso de introducir, especialmente en el ámbito local, mecanismos de democracia directa, de participación ciudadana en el gobierno municipal.
2º) En el caso de las elecciones generales, se acuerda un sistema de elección de candidat@s a través de elecciones primarias (abiertas o cerradas), en condiciones suficientemente democráticas.
- Sueño que ambos partidos acuerdan también que, si llegan a ganar las elecciones generales, o al menos a alcanzar -solos o con el apoyo de otros- una representación suficiente para intentar gobernar, promoverán un proceso constituyente: convocarán elecciones para una asamblea constituyente, que discutirá y aprobará (previo proceso amplio de participación popular, y posterior sometimiento a referéndum) una nueva constitución, sin respetar el inviable proceso de reforma que prevé la constitución vigente.
- Sueño que se comprometen a intentar incorporar a dicha nueva constitución (si logran el apoyo popular suficiente) un blindaje bastante -justiciabilidad efectiva incluida- de los derechos económicos, sociales y culturales, así como mecanismos de democracia participativa (también en el ámbito económico).
- Sueño que se comprometen a reconocer el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Y que, por consiguiente, aceptan que allí donde exista un apoyo mayoritario (Catalunya, Euskadi,...) se lleven a cabo los procesos de consulta y de decisión, sobre su estatuto político, que se consideren oportuno, con tal de que sean suficientemente democráticos.
- Sueño que se comprometen también -entre otras cosas- a realizar una auditoría de la deuda pública y a renegociar con la Unión Europea las condiciones de aplicación en España de los mecanismos de gobernanza económica, para asegurar la soberanía nacional (y popular), así como que ello no va en detrimento de los derechos sociales.
- Sueño, en fin, que, con todo esto, invitan a todas las izquierdas del Estado (en especial, a las más representativas -Equo, las izquierdas periféricas vasca, catalana y gallega) a sumarse al proyecto. E invitan también a l@s militantes y votantes del PSOE a que bien tomen el poder dentro de su partido, para volver a convertirlo en un partido de izquierdas (socialdemócrata, si quieren, pero adaptado a los tiempos); o bien, si la élite partidaria -ligada como está a la oligarquía española- se lo impide, lo abandonen, para unirse al proyecto, a través de los partidos que ya existen o creando el suyo propio.
- Sueño con que, en estas condiciones, nos proponemos ganar las próximas elecciones: las municipales, en bastantes municipios; las autonómicas, en alguna comunidad autónoma (¿en Madrid, en Catalunya, en Euskadi, en Andalucía,...?); y las generales.
¿Tan sólo un sueño?