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miércoles, 15 de marzo de 2017

Peter R. Neumann/ M. L. R. Smith: The Strategy of Terrorism


En la actualidad existe ya una bibliografía amplísima, casi inabarcable, acerca del tema del "terrorismo", en sus más diversas vertientes (causas, manifestaciones, historia, criminología, contexto político, estrategias antiterroristas, tratamiento jurídico, etc.). Sin embargo, a pesar de ello, no es fácil encontrar trabajos que desarrollen un análisis del tema que reúna las dos condiciones que, a mi entender, son imprescindibles si se desea comprender el fenómeno (o, más bien, el elenco de fenómenos diferentes que suelen ser englobados bajo esta genérica etiqueta): primero, que se abstengan de moralizar y se esfuercen por comprender, por emplear todos los recursos disponibles en la ciencia social para ello; y, en segundo lugar, que no adopten por principio el punto de vista del represor estatal (como hacen la mayoría de l@s expert@s -o sedicentes expert@s- en la materia), de manera que el análisis que se realice sea uno con pretensiones exclusivamente científicas (de identificar secuencias causales, así como eventuales leyes generales explicativas), y no resulte demediado por consideraciones prácticas (por el interés en asesorar al aparato estatal de represión, con el inconveniente que ello conlleva para proclamar ciertas verdades incómodas...).

(En otro orden de cosas, y pese al interés propio que indudablemente posee el movimiento de los Critical Terrorism Studies, es cierto que en demasiadas ocasiones sus estudios se concentran de manera preferente en la -imprescindible, por lo demás- crítica a los discursos y a las políticas antiterroristas hegemónicas de estados y organismos internacionales, en sus mentiras, manipulaciones, contradicciones y vaguedades. Y, en cambio, no se presta tanta atención a la cuestión, esencial, de las dinámicas, tanto causales como intencionales que provocan el desencadenamiento, desarrollo y eventual conclusión de los fenómenos de actuación política violenta que vienen siendo calificados como "terrorismo",)

En este sentido, el libro que hoy comento (Routledge, 2008) constituye una rara avis, por cuanto intenta responder a una pregunta fundamental: si, como parece evidente (en contra de lo que muchas veces dicen los discursos propagandísticos), el "terrorismo" constituye principalmente una estrategia racional de acción política, ¿cuál es la razón de ser de que determinados grupos opten por ella?

En efecto, la cuestión principal que una investigación científica sobre el fenómeno terrorista ha de resolver es la de la función política del terrorismo: es decir, la de su naturaleza de estrategia militar al servicio siempre (como lúcidamente observara Carl von Clausewitz, hablando en general de cualquier forma de guerra) de objetivos políticos predeterminados. Y, en íntima relación con ello, el problema de cómo, entonces, se configura y desarrolla una estrategia terrorista racionalmente orientada a obtener tales objetivos: a cómo se crea, se desenvuelve, a cuándo tiene visos de triunfar y cuándo, en cambio, de ser derrotada.

El libro de Peter R. Neumann y M. L. R. Smith aporta un análisis extremadamente lúcido de tales asuntos. Después de proponer una definición no moralista del terrorismo como forma de acción militar (centrada en el empleo de la violencia para, dañando a determinados "inocentes", intentar así doblegar la voluntad de aquel poder político que dice obrar en nombre de estos: hacerle renunciar a ejercer su poder, o forzarle a ejercerlo en un determinado sentido), el trabajo se concentra en identificar los pasos habituales de una estrategia terrorista. Pasos que, según los autores, serían fundamentalmente tres: 1º) desorientación del enemigo mediante la acción violenta; 2º) provocar una reacción desmedida (por exceso o por defecto) del enemigo que ponga en cuestión tanto su autoridad (su capacidad para producir orden y seguridad) como su legitimidad (la moralidad de sus acciones y la justificación de la obediencia a sus mandatos); y 3º) construcción de una legitimidad alternativa.

Los autores apuntan, no obstante (en mi opinión, certeramente), que la regla general será que este género de estrategia (condicionada fundamentalmente por la escasez de medios militares del grupo subversivo y su pobre capacidad de suscitar apoyo político incondicional) esté abocada al fracaso. Y ello, al menos por dos causas: primero, por la limitada capacidad del grupo armado para generar miedo e inseguridad, que rara vez es capaz de poner en cuestión efectivamente la resiliencia colectiva del grupo social (que se identifica como) amenazado; y, además, porque el esfuerzo por desencadenar una escalada de violencia resulta casi siempre de dudosa productividad, puesto que ha de operar entre las habituales limitaciones de capacidad militar, el riesgo de comprometer el apoyo social y la legitimidad política de la causa subversiva y la posibilidad de desencadenar una reacción militar decidida y eficaz por parte del estado agredido.

Nos encontramos, en suma, ante un trabajo sólido y profundo, de teorización estratégica. Que, por supuesto, ganaría mucho si se apoyase en mayor medida en la evidencia empírica disponible. Pero que, de cualquier forma, parece proponer una explicación plausible de las dinámicas terroristas, así como de su dudosa eficacia militar y política.

 (Por supuesto, la pregunta que cabe hacerse, a la vista de los datos y análisis señalados, es: ¿por qué, entonces, poner tan en primer plano la amenaza terrorista? ¿Por histerismo colectivo, o más bien por interés estatal en mantener -lo que yo en otro lugar he etiquetado como- un pánico moral permanente?)


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