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jueves, 29 de noviembre de 2012

Siniša Malešević: The Sociology of War and Violence


En este libro (Cambridge University Press, 2010) se examina el fenómeno de la guerra desde un punto de vista sociológico estricto; y, además, desde un punto de vista macro-sociológico. Esto, en otras palabras, significa aproximarse a la guerra no desde la perspectiva de su finalidad y función (para qué),; tampoco desde la perspectiva de su razón de ser y justificación (cuándo se debería practicar); ni tampoco, en fin, atendiendo -no, al menos, de forma principal- a la forma (micro-sociológica) en la interacción bélica se produce de hecho. Significa aproximarse a la guerra haciéndose una pregunta: cómo es posible que una guerra tenga lugar. Esto es, qué mecanismos (por emplear la expresión de Jon Elster) sociales han de ser empleados para que la guerra resulte posible.

En este sentido, Malešević apunta certeramente, en primer lugar, que (en contra de afirmaciones repetidas tópicamente una y otra vez) la guerra es un fenómeno histórico, que no resulta connatural al ser humano (puesto que no es razonable equiparar la guerra -fenómeno de masas, organizadas- a cualquier forma de agresión). Y que, además, es un fenómeno social, hondamente conectado con el surgimiento de las sociedades estratificadas. Y progresivamente desarrollado, en tanto que fenómeno social (en su magnitud, en su impacto social, constructivo y destructivo -y, claro está, en su potencia letal), en la medida en que se ha ido produciendo la progresiva extensión intensiva del poder político sobre la sociedad, hasta el punto de -en la mayor parte del mundo- llegar a gobernarla de forma constante, intensa y organizada. La guerra, pues, es un fenómeno social unido al desarrollo del poder político: a su capacidad (organizativa) de gobernanza, a través de la organización de la coerción (y de la captura, con este fin, del poder militar -en principio, autónomo, según ha resaltado con acierto Michael Mann en su obra). Y, en el plano cultural, mediante la captura también por  las organizaciones políticas (de los estados, principalmente) de (parte de) el poder ideológico: aumentando progresivamente su capacidad para influir sobre su ciudadanía y hacerla asumir como justificadas las actuaciones violentas que la organización política -sobre todo, los estados- llevan a cabo. Aumento de la capacidad organizativa y coercitiva de los estados y aumento de su capacidad para el ejercicio de poder ideológico, en sentido nacionalista, serían las bases sociales esenciales para el desarrollo efectivo de la "guerra total", en la que el conflicto de poder entre organizaciones políticas a través de la práctica de la violencia alcanzaría su máxima virulencia (y provocaría la mayor mortandad).

Son interesantes, a este respecto, los apuntes que la autora realiza acerca de la evolución histórica del fenómeno bélico y de su entronque en la evolución social. Así, parece claro que, en un primer momento, la guerra (con las limitadas condiciones que imponían las primitivas tecnologías disponibles y la escasa capacidad organizativa que las comunidades políticas históricas podían desplegar) fue un factor causal clave en el desarrollo del poder político de los estados, así como de la configuración de los mismos. (Así lo han destacado también autores que se han ocupado en detalle de la cuestión del surgimiento del fenómeno político estatal, como el ya citado Michael Mann, Charles Tilly o Anthony Giddens.)

La cuestión, no obstante, es que, alcanzado ya un cierto nivel de desarrollo de las organizaciones estatales (de su capacidad para gobernar las sociedades que dominan, de administrar sobre ellas la coerción y de difundir ideologías -esencialmente nacionalistas- que justifiquen sus actuaciones violentas), progresivamente la violencia del estado (aun sin desaparecer por completo del interior de las comunidades políticas: la policía y el Derecho Penal son, entre otros, ejemplos evidentes de dicha subsistencia) se traslada hacia el exterior: la "pacificación" (coercitiva) de las sociedades y de las relaciones políticas internas convive con la progresiva implicación de los estados en actividades externas violentas. La guerra sigue siendo, así, un dato constante de la vida de los estados.

Malešević apunta cómo esta persistencia de la violencia (a través de la guerra) resulta, además, esencial para la preservación de algunas características clave de las sociedades que los estados gobiernan: la estratificación social (y la desigualdad) y la división sexual del trabajo.

Por fin, el libro añade algunas breves notas acerca de lo que la evidencia científica indica acerca de la forma en la que opera en el nivel micro-sociológico el fenómeno bélico; esto es, la estrategia estatal que hace posible que la guerra (la participación en acciones violentas prolongadas y a gran escala, de masas organizadas de soldados, dirigidos desde la organización política, y respaldados, tanto en lo material como en lo psíquico, por la gran mayoría de la sociedad, en contra de masas similares -y similarmente organizadas- de soldados enviados por otra organización política, estatal o cuasi-estatal) tenga lugar. Señala que, en este nivel micro-sociológico, hay que distinguir radicalmente lo que ocurre "en las trincheras" (es decir, dentro de la organización militar) de lo que ocurre fuera de ellas, en la "vida civil". Que en el primer ámbito es la combinación de disciplina (en sentido estricto que a la palabra dio Michel Foucault) y solidaridad de grupo (de pelotón) lo que motiva al soldado a actuar de la forma esperada; y sólo en la medida en que la disciplina y la solidaridad de grupo subsistan, y puedan ser impuestas, pero no más allá. No existen, pues, los "guerreros enfervorecidos". Por el contrario, es fuera de la organización militar donde la propaganda (el empleo intensivo de argumentos ideológicos) pretende asegurar que la actuación militar no sea puesta en cuestión por falta de respaldo, material y psíquico, por parte de los agentes de la sociedad civil.

Se trata, pues, de un estudio muy completo, y convincente, sobre un tema que pocas veces es examinado en todos sus extremos desde una perspectiva científico-social rigurosa. De necesaria lectura y consulta para cualquiera que -como es mi caso- pretenda analizar a fondo las cuestiones que la guerra suscita, en el plano de la política y del Derecho.


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