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viernes, 8 de julio de 2016

Khalil Gibran Muhammad: The Condemnation of Blackness. Race, Crime, and the Making of Modern Urban America


Siguiendo con mis lecturas acerca de la historia del punitivismo norteamericano contemporáneo, he leído este libro (Harvard University Press, 2010), que rastrea. en el plano ideológico, el momento en el que "el problema negro" es (re-)definido como el problema de la criminalidad negra.

Khalil Gibran Muhammad, en efecto, describe en su libro la manera en la que, después de la guerra de secesión y de la liberación de l@s esclav@s, se produce la renovación del discurso racista, así como sus evoluciones sucesivas: del discurso paternalista acerca de las funciones del esclavismo (los dueños como padres de sus esclavos) se pasa a la afirmación de la inferioridad biológicamente determinada de la población afroamericana, para posteriormente transformarse en un discurso de insuficiencias culturales de la cultura afroamericana, que deberían ser "superadas" antes de que la igualdad efectiva de derechos resultase viable.

La cuestión es que, en todo este proceso sociopolítico de reelaboración de la justificación ideológica (racista) de la dominación étnica, el delito y la delincuencia constituyeron herramientas esenciales. Pues, como Muhammad expone con detenimiento, buena parte de los argumentos empleados para intentar justificar la inferioridad (biológica o cultural) de la población recién liberada tuvieron que ver con la pretendida propensión desmesurada de la población afroamericana hacia el vicio, la violencia y el delito. De manera que los efectos de la desigualdad (y de la pobreza y limitación de derechos, pero también del racismo del sistema penal y de la manipulación de las estadísticas) se convirtieron, en el debate hegemónico, en consecuencias de la inferioridad (una inferioridad que, en su primera versión, biológica, resultaría irremontable, mientras que una versión posterior, culturalista, debería poder ser superada... en algún futuro indeterminado y remoto) y en argumentos en pro del trato discriminatorio.

La cuestión capital es que el marco del debate, producido a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, no fue -o no fue tan sólo- el de las tertulias o movimientos políticos, sino que l@s "expert@s" del momento (incluid@s algun@s afroamerican@s -aun cuando estos siempre en una posición subordinada) participaron de manera plena en el mismo. Proporcionando, así, al discurso de este modo elaborado y hegemónico una pátina de cientificidad y de objetividad que, unida al predominio de diversas variantes de la ideología racista entre la población blanca y entre l@s líderes sociales, volvió extremadamente difícil su recusación.

Así, y aun cuando -como Muhammad expone en la última parte de su trabajo- el discurso en torno a la mayor propensión afroamericana hacia la criminalidad acabó por ser desmontado en el plano científico a partir de la década de los años veinte del pasado siglo, lo cierto es que en el ámbito de la política (y de la política criminal) subsistió y continuó desarrollando sus efectos en los debates políticos de décadas posteriores (véase aquí).

Se trata, me parece, de un trabajo harto valioso, justamente por constituir un estudio detallado de la manera en la que tiene lugar la elaboración sociocultural (sobre la base de una combinación de utilizar las herramientas de poder social y de emplear materiales discursivos preexistentes) de un folk devil, de un espantajo, de un espectro en contra del cual se desarrollan las estrategias represivas. Pretendidamente dirigidas a combatirlo (a pesar de su inexistencia), pero que en realidad acaban por cumplir (sea de modo inadvertido o sea conscientemente) funciones bien distintas -pero esenciales- en la gobernanza de la desviación social.


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