So capa de una trama aparentemente adscrita al género fantástico (aunque nunca suficientemente explicada), Under the skin contiene, según creo, una de las más contundentes representaciones que haya podido ver acerca de lo que implica, en términos de fragilidad, de vulnerabilidad y de mortalidad, el fenómeno de la humanización. Mas no de una humanización abstracta, sino una muy concreta: el hecho de que pertenecer a ciertas categorías de seres humanos nos convierte, inexorablemente, en una sociedad cruel, injusta y violenta, en víctimas prácticamente "naturales", de la violencia, de la opresión y de la dominación de los demás.
En efecto, lo que narra la película es cómo el ser con apariencia mujer encarnado en la pantalla por Scarlett Johansson, un ser que en principio es no humano (por más que la película, en su abstracción, no detalle cuál sea su origen: acaso extraterrestre, acaso proceda de un universo paralelo,...), ostenta la condición de cazadora de varones, a los que con su belleza seduce y atrae hacia una trampa mortal, para hacerse con sus cuerpos. Una cazadora eficaz y despiadada que, como todo cazador, ve en sus piezas tan sólo trofeos a cobrar, carentes de personalidad, de sentimientos de valor. (En este sentido, resultan contundentes las escenas en la playa: la Cazadora llevándose el cuerpo de un varón, impasible ante el hecho de que un bebé, llorando a voz en grito, queda abandonado e indefenso; el cachorro de la pieza cobrada, que morirá indefectiblemente, sin que al cazador tenga que importarle...)
Pero, ¿qué ocurre cuando la Cazadora, que sale de caza disfrazada, para camuflarse, con la piel de uno de los animales de la especie objeto de caza, comienza a sentir curiosidad e interés por la vida de esa especie, por qué significa ser auténticamente mujer? ¿Qué ocurre cuando la Cazadora sufre de empatía, e intenta ponerse en el lugar de la pieza?
Lo que al respecto viene a decirnos Under the skin es que, en cuanto la Cazadora abandone, a causa de dicha empatía, sus destrezas de depredadora y empiece a comportarse, respecto de los humanos, como una congénere (subráyese, en la expresión, el género femenino), estos -los varones- comenzarán a tratarla como siempre la vieron, como un mero objeto de deseo sexual. Y, en tanto que tal, como la potencial víctima de su violencia (de género).
El final de la película no podría ser, en este sentido, más revelador: una vez identificada, por el varón, como una mujer (por definición, accesible e indefensa), no importa ya tanto su auténtica naturaleza biológica, si es o no humana desde este punto de vista. Lo que importa ya más es que, en tales condiciones, o bien accede al deseo del varón, o bien se convertirá en víctima de su violencia. Será aniquilada.
¿Hace falta más para mostrar el hecho de que, frente a discursos humanistas ingenuos, no existe el hecho mismo de "ser humano", sino que, en tanto que experiencias reales, efectivas, sólo existen los hechos de ser mujer o varón, rico o pobre, blanco o negro,..., en una sociedad atravesada por profundas diferencias, y discriminaciones, por razón de clase, género, etnia, etc.?
Una representación, pues, notablemente cruda de nuestra especie y de nuestras sociedades, y de su crueldad para con quienes no son extraños, sino -supuestamente "de l@s nuestr@s". ( (Esta no es otra película -tan usual, sin embargo, en el género fantástico- sobre la dificultad para integrar al diferente. Y precisamente por ello resulta aún más inquietante...) Servida por una puesta en forma audiovisual que apuesta abiertamente por la abstracción: por una combinación de imágenes "fantásticas" (sin explicación realista) extremadamente estilizadas allí donde la Cazadora manifiesta su naturaleza no humana con otras, la mayoría, de estilo más bien documental (planos cortos y esquinados, montaje nervioso,...) para retratar su actividad de caza y, más tarde, sus andanzas como pretendiente a la condición de auténtica humana (mujer, víctima). Y con un papel muy importante de la banda sonora, y especialmente de la música extradiegética (electrónica, chirriante) para ocasionar un efecto de extrañamiento y de inquietud.