Da-reun na-ra-e-seo constituye una abierta exploración de las posibilidades que las técnicas narrativas propias del cine proporcionan, para la construcción de una narración. En efecto, la historia consiste en la narración de tres historias levemente enlazadas, al constituir variaciones que una guionista redacta, repitiendo personajes (ligeramente diferentes) y situaciones (levemente alteradas). De este modo, la película presenta, de forma abiertamente cómica, las vicisitudes de esos tres personajes franceses (encarnados por Isabelle Huppert) y otros tres coreanos (acompañados, aunque de una forma meramente episódica, por alguno más en alguno de los fragmentos), enredados en un ligero enredo de deseo, frustración y confusión lingüística y cultural.
Lo que, en el plano temático, hallamos finalmente es tan sólo un irónico comentario acerca de las impotencias del ser humano, incapaz de concretar sus deseos de un modo razonable y, menos aún, de hacerlos realidad de manera satisfactoria. En este sentido, la película entronca con la ya consolidada poética de Honh Sang-soo (que en otro lugar he calificado como una poética de la inanidad).
Más interesante, empero, me parece que es, de una parte, el esfuerzo por proporcionar a la narración una estructura que resulte reveladora. Así, el abierto juego con ligeras variaciones narrativas en torno a una misma trama favorecen que el/a espectador(a) descomponga analíticamente la interacción entre los personajes. Observando, de este modo, diferentes maneras de fracasar en la comunicación, a causa de la banalidad: de esa banalidad que constituye, en realidad, buena parte de la vida.
En este sentido, llama la atención particularmente el estilo visual que Sang-soo adopta: en una película compuesta en general a partir de planos (más o menos) medios y con muy ligeros movimientos de cámara, resulta especialmente llamativo el empleo de la técnica del reencuadre de personajes, muy ostensible, en ciertas situaciones significativas. La cámara, en el cine de Hong Sang-soo, no es nunca muda, sino que contribuye a hacernos ver, como espectador@s, aquellas facetas del análisis de la situación (banal, mas nunca irrelevante) que la narración pretende poner de manifiesto.