En esta película Andrew Dominik presenta una reflexión, extremadamente formalista (y, debido a ello, bastante ampulosa) acerca de lo relativas y cuestionables que resultan las narraciones construidas en torno a los tópicos del "héroe" y del "villano".
A través de una constante manipulación de la puesta en imágenes, de largos e hieráticos diálogos y de una voz over de notoria presencia, se viene a poner en cuestión, en efecto, la tradicional narración (en el western, pero no sólo: en general, en el cine de raigambre narrativa clásica) en la que los personajes son caracterizados "de una sola pieza", atribuyendo a cada uno de ellos un papel, moral(ista), en lo que aparenta ser siempre una suerte de remedo -mucho más bajo, no obstante, en cuanto a su tono teórico- de los autos sacramentales (o el "teatro de tesis"), con personajes encarnando valores e ideas. Así, en la película, ni Jesse James (Brad Pitt) aparece como un prototipo de héroe, ni tampoco Robert Ford (Casey Affleck) es presentado como alguien que no sea otra cosa que un individuo, ansioso y contradictorio, como otros tantos.
La cuestión es, sin embargo, que toda esta temática es tratada, desde el punto de vista formal, de un modo harto cuestionable. Como apuntaba antes, toda la narración peca de un exceso de ampulosidad. Y ello no es sólo un rasgo -más o menos criticable- de la película, sino que creo que la condiciona por entero, hasta debilitar muchísimo el valor del resultado final. Pues ampulosidad significa, aquí, sobre todo incapacidad para penetrar ni en el psiquismo de los personajes ni tampoco en las condiciones (sociales, situacionales) que les llevan a constituirse como "héroes" o como "villanos". La película tan sólo nos muestra que ambas condiciones son, desde el punto de vista moral, muy relativas. Pero no es capaz de profundizar más en la cuestión: de aportarnos alguna explicación, algún conocimiento acerca de tal dicotomía.
En cambio, dicha incapacidad para profundizar acaba por plasmarse en retórica (gratuita). Y asistimos una y otra vez, a lo largo de su (extenso) metraje, a nuevas presentaciones de los tópicos temáticos tratados. Pero nunca llegamos a obtener algo más de dicho tratamiento. Ni la puesta en imágenes, ni los diálogos, ni el tratamiento de los personajes, ni tampoco la voz over, pueden o quieren ir más allá. De modo que, al final, la película, que inicialmente puede parecer prometedora en su enfoque, acaba por frustrar cualquier expectativa, distinta de un tratamiento formal (convencionalmente) "elegante" de la narración.