A Andrés Sánchez Robayna
Todo se deshacía en el aire.
La historia como el viento dorado del otoño
arrastraba a su paso los gemidos, las hojas, las cenizas,
para que el llanto no tuviera fundamento.
Disolución falaz de la memoria.
Parecía
como si todo hubiera sido para siempre borrado.
Para jamás, me digo.
Para nunca.
(Sonderaktion, 1943)