Frankenweenie es justamente lo que dice ser: una versión, realizada con la técnica stop motion, de un viejo cortometraje que Tim Burton dirigió a los inicios de su carrera. Una versión técnicamente perfecta y realizada con la tecnología cinematográfica hoy disponible.
No es más ni es menos. No es más: no hallaremos ningún avance en el desarrollo, ni temático ni formal, del universo creativo -un tanto petrificado últimamente- de Burton. Y todo el producto rezuma la imperfección propia de una narración aún excesivamente naïf y atenta en demasía a las referencias al cine de terror anterior más canónico, constantemente citado.
Pero tampoco es menos. Y, por ello, es posible disfrutar de la película: de su frescura, de su simplicidad, de su buena factura técnica. Si no se le pide nada nuevo a este director, al que acaso, en el pasado, hemos sobrevalorado un tanto. Aunque, lo reconozco, se nos hace duro conformarnos, no pedir más...
Pero tampoco es menos. Y, por ello, es posible disfrutar de la película: de su frescura, de su simplicidad, de su buena factura técnica. Si no se le pide nada nuevo a este director, al que acaso, en el pasado, hemos sobrevalorado un tanto. Aunque, lo reconozco, se nos hace duro conformarnos, no pedir más...