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domingo, 20 de mayo de 2012

"Dark shadows", de Tim Burton


La obra cinematográfica de Tim Burton se construyó desde un principio, según creo, a través de un difícil equilibrio, combinando en diversas medidas cuatro elementos: un buceo constante en contenidos temáticos originados en la rica tradición de literatura y cine fantástico anglosajona (en especial, en la gótica, aunque no sólo); una sensibilidad -tanto temática como formal- eminentemente pop, favorecedora del pastiche como recurso estilístico; suaves dosis de visión crítica acerca del entorno social; y, en cambio, una aceptación leal, pocas veces traicionada, a los cánones expresivos predominantes en el cine comercial norteamericano contemporáneo.


Se trataba, como se puede comprender, de un equilibrio poco menos que explosivo, desde el punto de vista estético: pues resulta difícil, en efecto, hallar siempre y en todos los casos la forma adecuada para preservar el cóctel, temático y formal, y no caer en la rutina, en la complacencia.

Por ello, ha sido posible, en los últimos años, encontrar películas de Tim Burton que, al lado de otras que eran capaces de mantenerse fieles al enfoque estético originario (y conservar, consiguientemente, la capacidad expresiva que le ha dado fama: Corpse bride, Sweeney Todd,...), resultaban desequilibradas, se escoraban en demasía hacia alguno de los elementos del combinado. En demasía, porque no eran capaces, en realidad, de hallar una nueva forma adecuada. Así ocurrió, me parece, con Alice in Wonderland. Y pienso que vuelve a ocurrir ahora.

Dark shadows se basa en una serie televisiva norteamericana de finales de los años sesenta. Una serie que, al parecer (yo no la he visto), era ya un acercamiento predominantemente camp al género fantástico. Y la película de Tim Burton parece haber heredado dicho planteamiento. Lealtad interpretativa que, sin embargo, no va a acompañada de potencia expresiva alguna. Así, la historia de esa familia contemporánea (de los años setenta del siglo pasado) que es heredera de una estirpe de vampiros y que aprovecha la resurrección de uno de ellos, y de los enfrentamientos entre éste y su antigua y también inmortal enemiga, verdaderamente no es capaz de interesar más que como puro pastiche. Pero un pastiche que (a diferencia de los mejores) carece de cualquier pretensión de revelarnos algo.

Una historia meramente lúdica, pues, un puro entretenimiento plagado de guiños pop, suavemente irónicos. Se ve con complacencia y sin esfuerzo. Sin embargo, de Tim Burton podíamos y debíamos esperar algo más...


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