Anthony Mann es un director muy conocido, particularmente por su westerns (aunque también por sus narraciones criminales). Sin embargo, siendo tanta su fama, uno sigue descubriendo películas suyas -y aun westerns- no tan conocidos y que, pese a ello, resultan singulares y merecen una revisión. The last frontier es una de ellas.
Se trata de una película en la que Victor Mature asume un papel más adecuado a sus capacidades interpretativas de lo que era habitual en él. Se trata de una película en la que se entrecruza una historia de domesticación de un "buen salvaje" con la de la impotencia de las personas "civilizadas".
Y, en fin, es una película con muy llamativos cambios tonales, raramente equilibrados: varias escenas de tema melodramático son tratadas en forma de comedia, sin por ello perder, pese a todo, su tono grave. Por lo demás, como siempre, Anthony Mann hace un uso magistral de la composición visual de los paisajes norteamericanos.
Por todo ello, se trata de una película harto curiosa, que conviene ver y disfrutar.
Se trata de una película en la que Victor Mature asume un papel más adecuado a sus capacidades interpretativas de lo que era habitual en él. Se trata de una película en la que se entrecruza una historia de domesticación de un "buen salvaje" con la de la impotencia de las personas "civilizadas".
Y, en fin, es una película con muy llamativos cambios tonales, raramente equilibrados: varias escenas de tema melodramático son tratadas en forma de comedia, sin por ello perder, pese a todo, su tono grave. Por lo demás, como siempre, Anthony Mann hace un uso magistral de la composición visual de los paisajes norteamericanos.
Por todo ello, se trata de una película harto curiosa, que conviene ver y disfrutar.
