Michael Powell y Emeric Pressburger fueron siempre dos rarae avis en el panorama cinematográfico británico de mediados del siglo pasado. Y, si toda su obra, espléndida en general, tanto en el tratamiento temático como en el visual (The life and death of Colonel Blimp, A Canterbury tale, I know where I'm going, Black narcissus, The red shoes,...), resulta excéntrica, tanto más esta extraña comedia romántica y fantástica.
Lo especial de esta película, en lo temático, resulta ser la profundización en una combinación que rara vez funciona: la comedia romántica y el drama teológico. Es ésta, en efecto, una de las pocas películas de tal índole que intenta aproximarse -por supuesto, muy de lejos, con ánimo vulgarizador- al drama teológico barroco (que tan bien han sabido actualizar, más tarde, Ingmar Bergman y Andrei Tarkovsky).
Todo ello, por supuesto, en el marco visual profundamente colorista, con un punto kitsch (pero, al tiempo, penetrante y revelador), tan característico del cine de Powell y Pressburger.
Todo ello, por supuesto, en el marco visual profundamente colorista, con un punto kitsch (pero, al tiempo, penetrante y revelador), tan característico del cine de Powell y Pressburger.
