Historia de la investigación acerca de la desaparición y secuestro de una niña pequeña, esta película, dirigida de forma competente, aunque convencional, por el actor Ben Affleck (sobre la base de otra novela de Dennis Lehane, autor de los libros en los que se han basado también Mystic river -Clint Eastwood- y Shutter Island -Martin Scorsese-).
La película, muy alejada de la prototípica historia de abusos a menores, plantea, en su subtexto (de lejos, lo más interesante de la película), cuestiones inquietantes, especialmente para el desarrollo de una visión crítica del Derecho de menores (Derecho de Familia, Derecho Penal juvenil), como la que en estos momentos me ocupa:
¿Siempre ha de ser la familia un objeto a proteger? ¿No puede ocurrir, a veces, que la propiedad de los padres sobre sus hij@s sea más bien una desgracia y, por el contrario, lo que convencionalmente se tiene por tal (un secuestro, por ejemplo) una verdadera segunda oportunidad para el o la menor?
Y, por lo demás, ¿qué es el interés del menor? ¿Bienestar económico? ¿Desarrollo de la personalidad (qué desarrollo, qué personalidad,...)? ¿Es, pues, ante todo una cuestión de clase? ¿Existe, de hecho, alguna forma racional y no clasista, de definir dicho concepto?