Otra aportación más del magnífico Hayao Miyazaki al cine fantástico de animación.
En lo narrativo, se trata de una alambicada historia acerca de las complejidades y dobleces del espíritu humano. En esta película (basada en una novela de Diana Wynne Jones), en efecto, nadie es como parece: los magos son osados y débiles; las brujas son malvadas, pero vulnerables; las niñas son valientes y puras, pero, con los conjuros, adquieren la experiencia de las ancianas; el fuego es energía y peligro al tiempo;... Tal vez pueda reprocharse, en todo caso (y se trata de un pero muy menor, desde luego), un exceso -en la resolución, ante todo- de alambicado romanticismo, alejado de otras soluciones narrativas más frescas que Miyazaki ha ensayado en otras de sus películas.
Acerca de la parte visual, no se puede decir sino que estamos ante otra maravillosa elaboración visual del Estudio Ghibli, con toda su vistosidad, con la combinación de ciertos rasgos naive con otros extremadamente sofisticados, con la combinación de imágenes de lo orgánico con imágenes de lo mecánico, en rara coexistencia.
Véase una crítica más completa aquí:
