Leer Le Monde Diplomatique constituye, creo yo, una necesidad para quien pretenda entender algo acerca de la realidad auténtica (que existe por debajo de los tópicos y la propaganda que -cono honrosas excepciones- atiborran la gran mayoría de los medios de comunicación convencionales, aun de la prensa escrita más seria) de este complejo mundo en que vivimos, tanto en sus aspectos más estrechamente políticos (relaciones internacionales, conflictos en torno al poder dentro de los estados) como en los económicos y sociales (que, en el fondo, también son políticos): si un@ no puede -como nadie puede en realidad- volverse expert@ en todos y cada uno de los temas y territorios de nuestro atribulado planeta, la lectura de la aproximación rigurosa, profunda, clarificadora y crítica que, por regla general (con pocas excepciones), l@s autor@s que publican en la revista aplican a los temas tratados (no siempre de actualidad, pero siempre relevantes para nuestro presente), constituirá una segunda mejor opción bien recomendable...
Así, por ejemplo, este mes pasado (nº 317 -marzo 2022- de Le Monde Diplomatique en español) he disfrutado enormemente -entre otros- del artículo que hoy recomiendo. Y lo recomiendo no tanto por su contenido (confieso que ni soy experto ni particularmente interesado en las relaciones sociales, políticas e interconfesionales en India) cuanto por la capacidad que la profunda descripción que Pierre Daum realiza sobre la situación política y social del Estado de Kerala (gobernado desde hace décadas por el Partido Comunista de India - Marxista) tiene para forzarnos (a nosotr@s, intelectuales "progresistas" occidentales) a poner en cuestión y revisar muchas de las convicciones y prejuicios que pueblan, y aherrojan, nuestra mente. Que solemos estar convencidos que son la verdad, cuando muchas veces no significan más que ceguera, etnocentrismo e ignorancia.
En efecto, ¿qué podría incomodar más a un "progre" occidental que contemplar cómo un partido comunista (de los de verdad, de los que aún creen en el marxismo-leninismo) protege y promueve la práctica de la religión musulmana, incluidas algunas de sus versiones más conservadoras? ¿Y cómo esas comunidades musulmanas votan fielmente a los comunistas, a los que prestan todo su apoyo?
Y, sin embargo, los hechos, innegables, cuando son explicados, en el contexto de nacionalismo y racismo extremados que dominan de forma general en India, tienen perfecta explicación; y, posiblemente, también justificación.
El problema, claro, está en nosotr@s: en quienes juzgamos sin entender; con la firme (pretenciosa, infundada) convicción de ostentar el monopolio del análisis racional (¡y hasta de la ética!) o, cuando menos, de encarnar su más elevada manifestación terrena. Expropiando, de este modo, cualquier autoridad cognitiva que pudiera corresponderles a las poblaciones (empobrecidas, marginalizadas y/o del Sur Global) a las que miramos por encima del hombro, ejerciendo nuestro "derecho" a la soberbia.
Sí, a veces, muchas veces, leer acerca de la complejidad del mundo es no solo refrescante, sino incluso obligatorio (tanto desde el punto de vista epistémico como desde el moral), si es que un@ no quiere hacer el ridículo y/o hacerse cómplice del racismo más vergonzante (aquel que no se revela como tal).
