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sábado, 15 de enero de 2022

Deceit (Niall MacCormick, 2021)



Llamo la atención sobre esta mini-serie televisiva debido al tema que trata: el desarrollo de una investigación policial (que fue una investigación real acaecida en el Reino Unido) en relación con la persona acusada de ser autor de la violación y el asesinato de una mujer a través de la actuación de una agente policial encubierta que, intimando con el sospechoso e invitándole a exteriorizar sus fantasías sexuales mas perversas, tiene que lograr que con ello este se autoincrimine (bien confesando, o bien, cuando menos, realizando manifestaciones con algún sentido incriminatorio, que permitan a la agente testificar en su contra).

La cuestión, entonces es que -como queda de manifiesto en el desarrollo argumental de la serie- a través de este procedimiento la investigación policial acaba por consistir esencialmente en el esfuerzo por hacer hablar al sospechoso y, a partir de lo que él mismo manifiesta (que en ningún caso tiene que ver directamente con su participación en el crimen -del que, por cierto, finalmente se revelará que era inocente), seleccionar datos (ideas o relatos manifestados, formas de hablar, emociones que se infieren, etc.) que encajen en el perfil psicológico que previamente se ha construido acerca de cómo, supuestamente, debe ser la personalidad del autor del delito.

Se trata, pues, en definitiva de un caso extremo de utilización de la técnica policial del profiling: ahora ya, no solo para identificar a un potencial sospechoso, sino, yendo aún mucho más lejos, también para seleccionar la evidencia incriminatoria contra él.

Como ocurre siempre con el empleo de esta técnica (basada en un conocimiento puramente estadístico), el riesgo de que sus resultados resulten falsables, dando lugar a falsos positivos, está presente. Riesgo que, en este caso, se vio agravado por el hecho de (una vez identificado ya el potencial sospechoso) estar empleando conocimiento estadístico (sobre el tipo de fantasías sexuales que probablemente podría albergar el autor del delito) para la valoración de un ejemplo individual (las fantasías del sospechoso -inocente- objeto de la investigación).

¿Un caso singular, tan solo particularmente grave, de mala praxis? ¿O más bien una premonición de a dónde pueden conducir ciertas propensiones en el desarrollo de las técnicas de investigación policial sobre bases meramente estadísticas (tan en boga, en los sectores "avanzados" -tecnocráticos- del sector policial)? (He analizado -en términos más generales, no referidos únicamente al ámbito policial- los riesgos del empleo de técnicas de base actuarial en el dispositivo penal de control social en un artículo reciente: véase aquí.)




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