Interesantísimo ensayo (aparecido en el nº 99 de Jueces para la Democracia. Información y debate, en un dossier sobre Excepción y Derecho), donde se contraponen:
- En primer lugar, la concepción demoliberal de la soberanía como fundamento normativo último de la legitimidad política. Concepción esta que, en el límite, siempre abre paso a la posibilidad del estado de excepción que suspende el Derecho. Lo evidencian: de una parte, la experiencia del ascenso de fascismos y autoritarismos de toda laya, a partir de regímenes políticos demoliberales; y, de otra, la propia realidad de estos regímenes, siempre tendentes a constituir -a través de prácticas de poder- un "pueblo" de naturaleza excluyente y a identificar a "enemigos" de dicho pueblo.
- Y, desde otra perspectiva, la idea de democracia radical, entendida como el ejercicio de la autodeterminación por parte de la multitud, a través de la práctica del poder constituyente (que no conlleva armonización en un solo pueblo, ni atribución de la soberanía, sino un ejercicio permanente de autonomía política por parte de los sujetos políticos, creando, recreando y destruyendo continuamente poderes y contrapoderes políticos).
Dos ideas de libertad política, dos ideas de democracia. Y, por consiguiente, también dos ideas de qué deba entenderse por Estado de Derecho.
