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viernes, 12 de febrero de 2021

Giorgio Agamben: ¿En qué punto estamos? La epidemia como política


Se acaba de publicar la traducción castellana (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2020) de este librito de Giorgio Agamben, en el que se recogen todas sus intervenciones públicas, a lo largo del pasado año, intentando diagnosticar la dinámica política y jurídica represiva en la que se han embarcado la gran mayoría de los estados europeos -sedicentes Estados de Derecho- como estrategia para afrontar la pandemia de COVID-19.

Interesante sobremanera resulta, a mi entender, su sugerencia -que comparto plenamente- de que esta reacción represiva no tiene un origen exclusivamente técnico: como las cifras ponen de manifiesto, parece dudoso que la estrategia esté sirviendo realmente para controlar la epidemia (véase aquí mi análisis más detallado, desde el punto de vista jurídico, de las causas de este fracaso). Sino que, por el contrario, la reacción tiene mucho más que ver con la ideología (tecnocrática, a tenor de la cual líderes políticos dotados de herramientas de poder suficientemente potentes y bien asesorados por los mejores técnicos serían capaces de gobernar cualquier fenómeno social, y aun natural) y con la política: en este último -y decisivo- aspecto, con la tentación de los estados europeos de aprovechar la epidemia para agudizar su evidente deriva securitaria previa (con la excusa del terrorismo), para relativizar casi por completo los derechos (con la complicidad y el silencio de la mayoría de l@s juristas) y dotar de potestades cuasi-omnímodas (por más que resulten, en la práctica, más bien impotentes frente a la epidemia) a los órganos dependientes del Poder Ejecutivo (señaladamente, a las fuerzas policiales y otros órganos de la coerción). Para promover, en suma, un estado de excepción que se pretendería permanente, porque la proclamada amenaza se concebiría como inextinguible... (¿No recuerda esta "lucha contra la pandemia", siempre inacabada, a la vieja conocida "War on Terror" eterna que declararon los Estados Unidos a comienzos de siglo?)

Por supuesto, de momento (llevamos apenas un año de excepcionalidad) se trata únicamente de una tendencia: preocupante, sin embargo, debido a la inconsciencia de sus promotores (es sabido que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones) y a la escasísima resistencia social, a causa de la dinámica de pánico moral que se ha querido/ sabido/ podido crear. Por lo que no está demás empezar a reflexionar seriamente sobre ella. Muy especialmente, por parte de quienes deberían -deberíamos- estar alzando la voz para señalar las inconsistencias, ilegalidades, inmoralidades e injusticias que este estado de excepción para la protección de l@s ciudadan@s más acomodad@s (acerca de este sesgo clasista, véanse las atinadas observaciones de Enmanuel Rodríguez, aquí) está produciendo, con grave riesgo de alterar equilibrios (políticos, socioeconómicos, de libertades) ya bastante precarios antes de que comenzase el año de la pandemia.


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