Interesantísmo ensayo en el que Duncan Kennedy examina la evolución en las formas de pensamiento y de razonamiento acerca de los fenómenos jurídicos en la doctrina jurídica norteamericana.
Particularmente importante es su análisis de cómo la reubicación de las élites jurídicas, en su relación con la oligarquía política y económica de aquella sociedad, ha promovido una metodología de análisis del Derecho que aparece apegada de manera creciente a la -en la terminología de Paul Ricoeur- "hermenéutica de la sospecha". Generándose, así, un discurso que tiende a promover procesos de juridificación generalizada de la vida social, con un creciente protagonismo de las decisiones judiciales y de las discusiones acerca de la constitucionalidad de las normas jurídicas y decisiones políticas (y, por consiguiente, también acerca de la interpretación constitucional). Y que, sin embargo, al mismo tiempo, de manera paradójica (¿o no tanto?), contrapone a las formas institucionales de juridificación, de activismo judicial y de discurso constitucionalista un discurso alternativo, "crítico", que pretendidamente constituiría la expresión de "la racionalidad" (una racionalidad sin apellidos, objetiva, indiscutible), frente a la praxis jurídica interesada e irracional habitual.
Aunque por aquí el proceso esté menos avanzado (debido a que, al menos en España, en la doctrina de demasiadas disciplinas jurídicas se sigue practicando una paleo-positivismo jurídico de campanario), no es difícil detectar, en la mejor doctrina jurídica española y europea, aquella que ha llevado más lejos su reflexión metodológica (en la doctrina penal, por ejemplo), atisbos destacables de esta misma tendencia, en la que yo mismo estoy tentado a caer muchas veces: enarbolar el discurso de "la racionalidad" como herramienta de lucha ideológica (por la verdad) y política (por el poder) de la academia frente a otros sectores de la actividad jurídica (y, por extensión de la dinámica política -y económica- e ideológica).
