Interesantísimo análisis de las prácticas que están empezando a desarrollar algunas fiscalías norteamericanas (¿solamente norteramericanas?) de diseñar sus estrategias de acusación, petición de medidas cautelares, calificación jurídica y petición de penas, según los casos, atendiendo -entre otros factores- de manera eminente a la peligrosidad criminal futura del investigado, sobre la base de combinar información estadística acerca de perfiles de peligrosidad con información sobre las características criminológicas del investigado.
Una práctica, sin duda, altamente problemática. Pero de la que conviene estar pendiente (no cerrando los ojos a su existencia), y analizarla, para señalarla, conocerla y poder criticarla y/o ponerle límites.
