X

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

viernes, 12 de febrero de 2016

Youth (Paolo Sorrentino, 2015)


Paolo Sorrentino lo ha vuelto a hacer: al igual que ocurría ya en La grande bellezza, en Youth opta por volver elaborar una de sus ya características combinaciones narrativas, mixturas de elementos radicalmente disímiles,que se entrechocan, para acabar por provocar en el espectador (subrayo: masculino -la mirada de Sorrentino parece claramente sesgada desde una perspectiva de género) un efecto también de choque. (O, cuando menos, intentar provocarlo.)

Así, en este nueva película, volveremos a hallar imágenes enigmáticas, imágenes chocantes e imágenes elaboradas bajo el régimen de un retórica de explícita pretensión de trascendencia. Y, a su lado, encontraremos también imágenes de la intimidad de los personajes: imágenes próximas, confesionales, en las que estos expresan sus miedos, obsesiones y deseos. Y se supone que del conflicto entre una y otra clase de imágenes deberá surgir la verdad de la película.

En este caso, la verdad de la película pretende estribar en una reflexión acerca de la vejez, de la muerte, de la extinción de las ilusiones y de los objetivos, a medida que envejecemos y vamos perdiéndolo todo, aun antes de haber muerto. Y una reivindicación, entonces, de que, mientras no ha llegado aún efectivamente la muerte, existe un espacio siempre vivo: el de las emociones humanas.

Mensaje relevante, por más que quepa dudar de la auténtica efectividad de las formas (alambicadas, en exceso retóricas) adoptadas para expresarlo. Cabe dudar, en efecto, de que la estética del contraste entre planos que Sorrentino indudablemente ha adoptado resulte, en realidad, tan efectiva.

Pese a ello, es indudable que el director sigue su camino, un camino conscientemente elegido, y seguido con fidelidad. No cabe pedir otra cosa de un creador. Aunque, en el fondo, no nos convenza del todo esa opción estética, la efectividad de sus resultados.




Más publicaciones: