Aunque parezca estar hablando solamente sobre sexismo y homofobia en Uganda, este ensayo habla de mucho más (y mucho más universalmente aplicable): suscita el debate acerca de cómo los derechos humanos son habitualmente empleados, en los tiempos actuales, como arma de combate imperialista; y cómo la represión de los derechos humanos se convierte asimismo en un arma política, de construcción de la soberanía nacional.
Y de cómo, entonces, no queda otra, si es que los movimientos de defensa de los derechos humanos quieren salirse de esta infernal dinámica (de poder), que asumir un concepto menos culturalmente condicionado y menos imbuido de ideología liberal de derechos humanos. Un universalismo más apegado al terreno, a la realidad sociopolítica (contradictoria y tensa, conflictiva), y menos abstracto e impositivo que lo que lo suele ser el humanismo liberal hegemónico.
Lectura, pues, imprescindible, que obliga a pensar, a cuestionarse muchas ideas preconcebidas (y etnocéntricas).