En otro lugar yo he sostenido e intentado argumentar que en las cuestiones político-criminales se sustancian no sólo -aunque también, desde luego- problemas de justicia legal (de relación entre el comportamiento individual y las normas sociales) o de proporcionalidad entre la coerción estatal y la libertad individual: que surgen además problemas de justicia conmutativa (entre la víctima, protegida por el Derecho, y aquél -destinatario de la norma- a quien se hace pagar el coste de la prohibición); e igualmente problemas de justicia distributiva, acerca de quién o quiénes acaban por asumir finalmente dicho coste. (Por cierto: he hecho una aplicación concreta y práctica de la teoría general allí construida a la tan discutida cuestión de si debería o no prohibirse, y sancionarse, la conducta de l@s clientes del trabajo sexual no forzado.)
Mi análisis se refería principalmente (pues tal era el objeto de mi investigación) al efecto que la conminación de la prohibición y de la sanción, a través de normas jurídicas, produce en términos de justicia. Me congratulo ahora de comprobar que otr@s penalistas abundan en el mismo tipo de preocupaciones que yo: en efecto, en el trabajo que enlazo arriba, Eric J. Miller suscita justamente el mismo tipo de inquietud, por la relación relación justicia distributiva (y procedimientos democráticos de toma de decisiones políticas) y Derecho Penal, que a mí me vienen ocupando. Sólo que él lo hace respecto de otra cuestión, igualmente importante: las políticas policiales y la distribución espacial (y quien dice espacial, dice también entre clases sociales, etnias, etc. -puesto que el reparto de la población en el territorio no es neutra frente a estos factores) de la actuación policial y de la represión que conlleva.
(El artículo se concentra en el nivel macro: en el diseño de la (macro-)política policial global. Queda, por supuesto, sin tratar otro tema importante: el de las micropolíticas; esto es, el de las prácticas de poder ínsitas en el comportamiento de los agentes y unidades policiales individualizadas, en su actuación cotidiana.)
(El artículo se concentra en el nivel macro: en el diseño de la (macro-)política policial global. Queda, por supuesto, sin tratar otro tema importante: el de las micropolíticas; esto es, el de las prácticas de poder ínsitas en el comportamiento de los agentes y unidades policiales individualizadas, en su actuación cotidiana.)
Lectura, pues, muy recomendada, sobre un tema que apenas ha sido tratado entre nosotr@s (ni siquiera en teoría, y menos aún en la práctica de nuestra justicia penal).
