In time constituye un ejemplo excelente para poner de manifiesto las contradicciones de la industria cultural. ¿Una fábula -de ciencia-ficción- ilustrativa del concepto de trabajo abstracto de Karl Marx (y, muy específicamente, de su interpretación por parte Moishe Postone) como categoría explicativa básica de la dominación social? ¿Protagonizada por Justin Timberlake? ¿Convertida en un paradigmático actioner, propio del cine más comercial, con constantes guiños dirigidos al espectador del género?
Todo eso, y mucho más, se hallará en esta extraordinaria película: extraordinaria, por figurar como un auténtico cúmulo de contradicciones estéticas, sin resolver, pero fascinantes en sí mismas. Por combinar fondo y forma de maneras extrañamente anticonvencionales. A saber:
- Una fábula sociopolítica al lado de desenfadadas escenas de acción.
- Las pretensiones, tan propias de la ciencia-ficción, de construcción de universos alternativos y una descripción chatamente realista de tal universo.
- Una trama que versa en torno al dominio del tiempo, y la necesaria caducidad de las pretensiones humanas, y que recurre para formalizarlo dramáticamente al viejo recurso (al fondo, D. W. Griffith...) de la salvación en el último minuto.
- Y, en fin, una trama dramática tratada preferentemente como comedia (de acción).
¿Parecen pocas las contradicciones reseñadas? (De hecho, su director, Andrew Niccol, parece haberse especializado en esta suerte de extraño "cine comercial con mensaje subversivo".)
Recomendada para curiosos por la cultura comercial y para buscadores de fábulas. Absténgase, en cambio, puristas de toda índole (política y/o estética)...