Timbuktu narra, principalmente desde la perspectiva de los habitantes comunes, los días de la progresiva ocupación y dominación de la ciudad por parte de un grupo armado islamista. Mostrando como, poco a poco, todos los espacios de libertad se van achicando y cómo, de una forma u otra, tod@s l@s habitantes se van viendo afectad@s por la opresión.
En este sentido, la película cumple perfectamente su finalidad de denuncia: efectivamente, una población diversa, pacífica y alegre va siendo convertida en una masa uniforme, temerosa y sumisa, en la que las ansias de vivir quedan enterradas en las rutinas (más apariencia que otra cosa, según viene a apuntar la película) de los "verdaderos creyentes", que ocultan un gran ansia de poder. La conclusión es, pues, trágica, desesperanzada.
Y, sin embargo, en tanto que espectador, hubiera deseado que la narración hiciese algo menos el hincapié en la tragedia de esa población, y un tanto más en comprender lo que allí sucede. Pues, en efecto, Timbuktu es una narración profundamente maniquea, en la que hay buenos (oprimidos) y malos (opresores), que prácticamente no se mezclan ni interactúan, si no es a través de la violencia (de estos sobre aquellos). Un enfoque acerca de la realidad de la dominación política integrista que parece antes ideológica que realista. Pues ni se profundiza en la razón de ser de los grupos armados integristas. Ni, sobre todo, se examinan de forma más profunda (claro que ello hubiese exigido también una visión más problemática, y crítica) los lazos que necesariamente han de existir entre dominadores y dominados: simplemente, no es creíble la absoluta unanimidad de estos en el rechazo y la completa ausencia de comunicación entre unos y otros.
Así pues, es Timbuktu una película que aborda un tema importante y actual. Pero que, no obstante, se revela incapaz de ir más allá de una denuncia bienintencionada: demasiado dirigida a halagar los buenos sentimientos de la "opinión progresista" occidental. Perdiendo, a cambio de ello, todo el mordiente que podría haber tenido un examen más incisivo de las formas sociopolíticas que adopta la islamización forzada.