Tan sólo unas líneas para recomendar (levemente, sin aspavientos) esta comedia, por dos razones:
- La primera es que, en contra de lo que es más habitual en las comedias francesas -y españolas- que recibimos habitualmente, en esta película el humor está construido principalmente mediante recursos visuales: de interpretación, de situaciones dramáticas y de puesta en forma audiovisual. Ello resulta notable, y plenamente disfrutable (frente al usual abuso del humor verbal en la comedia más adocenada).
- Por lo demás, en segundo lugar, se trata de una comedia notoriamente fechada (con los inconvenientes, claro está, que ello también conlleva): una comedia sobre jóvenes precarios, en el contexto de la crisis socioeconómica europea actual, que, no teniendo nada que esperar de "la sociedad" (del sistema de los poderes sociales), se dedican a construir sus propias intimidades, a elaborar su propia alegría. Mostrando, por supuesto, de camino, su esencial ridiculez (como la de cualquier ser humano, propiamente observado). Y transitando, mientras tanto, por una sociedad desolada. (En este sentido, las escenas protagonizadas por el Doctor Placenta -Serge Trinquecoste-, representante de una generación anterior, que creyó en la "Europa social" y fue defraudada en sus ilusiones sociopolíticas, resultan magníficas, y reveladoras.)
Ahora que tanto se está discutiendo acerca de las formas de socialización política de las generaciones precarias (jóvenes, sobre todo, pero no sólo), tal vez un vistazo a Le fille du 14 juillet con unos ojos suficientemente abiertos debería ser obligado...