Las aproximaciones de Jim Jarmusch al cine de género (en Dead man, en Down by law, en Ghost dog,...) han sido siempre una manera, algo oblicua, de aproximarse a temas que le interesaban: para poder tratarlos mejor con esa característica apariencia de ligereza tan propia de su cine, manteniendo al tiempo la densidad temática, por connotación, gracias a las convenciones en cuanto a tema propias del género abordado. Así, una película (aparentemente) "de género" de Jim Jarmusch no es nunca tan sólo alguna suerte de comentario posmoderno -más o menos irónico- acerca del cine, sino más bien un auténtico comentario social, o ideológico.
En Only lovers left alive, el género (aparentemente) abordado es el fantástico, subgénero vampirismo. Poco o nada, sin embargo, hallaremos de interés en la película en tanto que aportación o apostilla sobre el género: Jim Jarmusch no está enrolado en las huestes de -pongamos- un Neil Jordan (Interview with the vampire), un Abel Ferrara (The addiction) o un Tomas Alfredson (Låt den rätte komma in =Déjame entrar), por mencionar tan sólo tres de los más interesantes directores que se han aproximado más o menos recientemente al subgénero, para intentar renovarlo.
Por contra, la película de Jarmusch aprovecha las convenciones del subgénero (tratadas, en todo caso, de manera poco respetuosa y bastante irónica) con el objetivo de plantear una cuestión mucho más profunda: la del enfrentamiento entre cultura y vulgaridad; o -expresado de otro modo- la de las condiciones de supervivencia de la calidad dentro de la sociedad de masas.
Así, en la narración de Jarmusch, los vampiros son en realidad los guardianes de la cultura, de toda aquella en la producción intelectual humana que, por su calidad, merece ser conservado, y disfrutado. Todo aquello que, en cambio, los seres humanos (de "zombies" los motejan, despectivamente, los vampiros) van abandonando, en su adhesión a una cultura vulgar, mercantilizada, carente de cualquier valor estético (y aun moral). La masa de referencias culteranas que aparecen en la película no es, pues, tan sólo en la película -aunque también lo sea- alguna suerte de "broma privada" del director, sino una reivindicación de productos culturales que han sido colocados en un pedestal, pero que básicamente son ignorados por la gran mayoría de la población alfabetizada. Una reivindicación de los espacios de excelencia cultural, en contraposición a un exterior que -como el Detroit desolado que la película retrata- no es más que tierra (socioculturalmente) quemada.
Lo que Only lovers left alive viene, en definitiva, a plantear es una visión desencantada y elitista de la sociedad de masas, y un cierto cántico a la "alta cultura" y a quienes la mantienen aún viva. Más aún: parecería que, según propone la película, sólo la extensión de la fiebre culterana (como hacen los vampiros, en la última escena de la película) posee algún sentido.
(Aunque cabe dudar, desde luego, de que este diagnóstico elitista y desencantado resulte realista. Y más todavía de que aporte alguna solución practicable a un problema real, el de la vulgaridad de la cultura de masas mercantilmente manipulada. Se trata más, yo diría, de un grito, de una expresión de desánimo, que de otra cosa. Elegantemente expresado, eso sí. Y justamente aquí estriba la paradoja: un cántico culterano y elitista, expresado, no obstante, en el lenguaje de la cultura de masas, para volverlo aceptable... para los hipsters, que son quienes aún siguen -¿seguimos?- a directores como Jim Jarmusch.)