Publicado en el nº 30 (2007) de Doxa, este artículo intenta precisar el contenido y las consecuencias filosóficas de la llamada "guillotina de Hume", que parece vedar la realización de deducciones desde el plano del ser hacia el del deber-ser.
Para ello, se analizan en primer lugar con cuidado las ideas de David Hume, llegándose a la conclusión -satisfactoria, a mi entender- de que de su obra lo único que puede extraerse es la tesis de la no derivabilidad formal de enunciados de deber-ser a partir de proposiciones descriptivas.
A continuación, se destaca (también correctamente, según creo) que de la tesis de la no derivabilidad formal no se deduce necesariamente la tesis, distinta, de la completa incomunicación entre lenguaje moral y lenguaje descriptivo: esto es, que resulte imposible determinar el contenido de los conceptos morales (por medios diferentes de la deducción lógica) recurriendo a conceptos descriptivos de la realidad fáctica.
Se examinan, en este sentido, las ideas de G. E. Moore acerca de la "falacia naturalista" en Ética, para concluir -también de forma convincente- que no parece posible, en razón meramente de la calidad de los argumentos (como Moore pretende), excluir la posibilidad de conectar (de maneras distintas a la deducción lógica) el lenguaje de las proposiciones descriptivas con el lenguaje moral.
Dicho de otro modo (y esto ya lo añado yo): la opción por uno u otro contenido de la moral (naturalista o no) habrá de obedecer a la elección de una u otra teoría metaética. Y dicha elección ha de depender, a su vez, principalmente de razones de orden existencial/ social (y sólo muy limitadamente -únicamente para evitar inconsistencias o ambigüedades- en razones de índole lógica o argumentativa). Es decir, del lugar que, dentro de la experiencia individual y colectiva, se considere adecuado (esto es: más adecuado a la propia visión, condicionada tanto cultural como experiencialmente, del mundo) otorgar al conjunto de reglas últimas de decisión acerca de la praxis humana.