Operazione paura constituye un ejemplo magnífico para discutir acerca de la necesaria distinción entre fondo y forma en la narración cinematográfica: entre tema y trama, de una parte, y puesta en forma (audiovisual), de otra.
En efecto, se trata de una rutinaria película del género fantástico, con un argumento confuso (y escasamente original, y dudoso en su capacidad para ocasionar alguna inquietud), con un presupuesto de producción visiblemente limitado y muy apegada a las convenciones genéricas de la época (digamos: las representadas paradigmáticamente por Roger Corman y, en otro sentido, por Hammer Film Productions). Y, sin embargo, resulta extremadamente notable la habilidad del director para proporcionar fuerza, en el plano audiovisual, a la narración. Mediante el empleo constante, pero medido, de zooms, de reencuadres, de la iluminación, de la banda de sonido (¿diegética o extradiegética? en la ambigüedad que obliga a plantearse esta cuestión puede hallarse buena parte del genio narrativo del director...), etc., lo que se obtiene es una reduplicación de la inquietud, hasta el punto de obtener la plasmación de un verdadero ambiente malsano de religiosidad y superstición paganas. (Por supuesto, la debilidad de la trama hace que la narración, en último extremo, no vaya a más, pese a a todo. Mas aquellos objetivos a los que el director podía aspirar han sido, sin duda alguna, logrados...)
