¿Otra película que, so capa de "realismo social", nos endilga una fábula que, en el fondo (más allá de las ideologías), resulta ser meramente costumbrista, desde el punto de vista estético? Algo así parecería, en principio, esta película: personajes -tan propios del "cine independiente"- que superan traumas y se enfrentan a dilemas morales y existenciales, un drama que va siendo superado en el interior del psiquismo de los personajes, una composición visual enormemente convencional. Y, sin embargo...
Sin embargo, interesa ver esta película no por su calidad cinematográfica (en mi opinión, extremadamente leve), sino por abordar un tema que es rara vez visto en nuestras pantallas, occidentales (no así en las de las cinematografías de otras culturas -pienso, por ejemplo, en Naomi Kawase): la elaboración y el tratamiento del duelo. Y, además, las emociones infantiles al respecto.
Acostumbrad@s como estamos, en efecto, a ver presentados a l@s niñ@s -y aun a l@s adolescentes- como monstruos, extraños a la sociedad, agrada contemplar un tratamiento maduro, equilibrado de estos temas tan dados al melodrama superficial. O de cómo también l@s menores tienen emociones morales y han de ser tratad@s, a este respecto, como seres humanos. (¿Quién puede dudarlo en serio, si conoce los datos de la Psicología infantil y del aprendizaje? Pues, pese a ello, parece que nuestra cultura -que presume, infundadamente, de "racional"- es incapaz de asumirlo. No sólo lo demuestra el tratamiento de infancia y adolescencia en los productos culturales de masas. También -y arrimo el ascua a mi sardina- la forma, tan estúpida, en la que se abordan usualmente las cuestiones político-criminales relativas a la delincuencia juvenil.)
Lástima que la película que comento se conforme con enunciar estas ideas y plasmarlas en un argumento que tiende (sin desbordarse) hacia lo fabulístico, y con formalizarlas de modo tan plano.