El siguiente texto fue escrito pensando en la realidad norteamericana y en la campaña electoral de las elecciones presidenciales de 2008. Pero pienso que si sustituimos los términos "liberal" (que, como es sabido, tiene una acepción específica en la realidad política norteamericana) y "conservador" por PSOE y PP, el análisis funciona perfectamente también en Europa:
"Los liberales son personas que creen que las universidades y colegios del país se han vuelto más abiertos porque, aunque siguen siendo accesibles solamente a los ricos, actualmente un número mayor de estos ricos son de color. (La popularidad de Obama en los campus universitarios no es una casualidad, es la imagen de la diversidad.) Después de haber contribuido a mantener a los pobres fuera de las universidades y así asegurarse de que siguieran siendo pobres, los liberales están ahora ansiosos por señalar que solamente los votantes blancos con educación primaria (la misma gente que no va a Harvard) se muestran desproporcionadamente escépticos con Obama; están contentos de deplorar el racismo ignorante de la gente a la que han mantenido en la ignorancia y cuyo racismo ellos mismos han reforzado. En otras palabras, la candidatura de Obama es una gran noticia para un liberalismo que es tan elitista como dicen los críticos conservadores, aunque evidentemente no tanto como esos mismos críticos.
Hay una diferencia real entre Obama y McCain. Pero es la diferencia entre un neoliberalismo de centro y uno de derechas. Gane el que gane, la desigualdad permanecerá esencialmente intacta, y es importante recordar lo grande que es la desigualdad.(...)
De cualquier forma, vista de esta manera, está claro que la calificación del debate sobre raza y género como «vacío» necesita quedar clara. La respuesta a la pregunta «¿Por qué los liberales se ocupan del racismo y del sexismo cuando deberían ocuparse del capitalismo?» es evidente: precisamente para evitar hacerlo. Ya sea porque genuinamente creen que la desigualdad está bien en la medida en que no se halla en función de la discriminación (en cuyo caso son neoliberales de derechas), ya porque piensan que luchar contra las desigualdades raciales y de sexo es, por lo menos, un paso en la dirección de la igualdad real (en cuyo caso son neoliberales de izquierdas)."
Walter Benn Michaels, Contra la diversidad, (New Left Review (ed. española) nº 52, septiembre/ octubre 2008)
Es decir: resulta imprescindible, si es que hemos de entendernos cuando hablamos y discutimos, redefinir los términos "derecha" e"izquierda" -sobre todo, este último. Pues, mientras que (aun con tensiones) en la derecha predomina claramente el pensamiento neoliberal, en las izquierdas existe una notoria confusión entre las distintas facetas de la lucha por la igualdad. Algunas de las cuales caben dentro del sistema político vigente (y, de hecho, van siendo asumidas también por las derechas -las españolas son a este respecto algo especiales, a causa de sus vínculos clericales y de sus raíces franquistas, y aun así...). Pero otras no. ¿Somos todas izquierdas? Si lo somos (no creo que haya que batallar por las etiquetas), los somos de manera distinta.
Y deberíamos tenerlo siempre presente, y actuar en consecuencia. Porque diferentes valores morales y compromisos políticos (diferentes alianzas) llevan necesariamente a praxis políticas muy distintas, como estamos pudiendo comprobar.