¿Un western protagonizado (entre otr@s) por Elvis Presley? Uno debe temerse lo peor... Y, sin embargo, lo cierto es que la mano de Don Siegel hace que, sin ser una gran película, nos hallemos no obstante ante una muestra del género de algún interés.
En particular, resulta interesante la forma en la que la película se convierte en una pequeña pieza de cámara, centrada esencialmente en torno a las vicisitudes que ocurren alrededor de la casa de los Burton. En ella y en sus alrededores tiene lugar un drama que versa acerca del racismo, de los afectos y de la dificultad para convivir con el diferente. Que finaliza, de forma extremadamente triste, con la disolución del núcleo familiar (a través de muertes y de separaciones), incapaz de soportar la presión que los poderes que les rodean ejercen sobre el mismo, haciéndolo estallar.
Todo ello, narrado, sin embargo, de un modo suave, con escasas aristas (un tono dramático que no se corresponde bien con la historia narrada -y que bien pudiera obedecer a los intereses comerciales que la presencia de Presley en el reparto movilizaba siempre). Con un tono visual oscuro, antes melancólico que violento (como la historia narrada parecería reclamar).