"Para el ojo estético, que representa la inutilidad frente a la utilidad, lo estético, separado con violencia de los fines, se torna antiestético porque expresa violencia: el lujo se convierte en brutalidad. Al final es absorbido por la servidumbre o conservado en una caricatura. La belleza que aún florece bajo el horror es puro sarcasmo y encierra fealdad. Pero, aun así, su efímera figura tiene su parte en la evitación del horror. Algo de esta paradoja hay en la base de todo arte, que hoy sale a la luz en la declaración de que el arte todavía existe. La idea arraigada de lo bello exige a la vez la afirmación y el rechazo de la felicidad."
Theodor W. Adorno, Minima Moralia, §77