Creo que existe una contradicción difícil de salvar en la estructura temática y dramática de esta película. Se trata, en efecto, de narrar una historia de seres libres: las actrices del new burlesque y su manager durante la gira francesa que realizan.
Se supone, en efecto, que la esencia del new burlesque y de sus protagonistas estriba en su libertad: frente a las viejas convenciones sexistas de los espectáculos de revista y de striptease, se trata ahora de llevar a cabo espectáculos de desnudo y de humor grotesco que resulten algo más queer. Más abiertos, pues, a la diversidad (sexual, de género, cultural,...). A formas otras de interacción y de relación, en el ámbito de la corporalidad, de la sexualidad y de las emociones (incluidas las estéticas). Así, cuerpos no adaptados al canon hegemónico de belleza y de atracción sexual, un humor distinto, una gestualidad "provocadora" (según los estándares dominantes) forman parte de los elementos del género.
Y, sin embargo, todo este contenido dramático aparece plasmado en una trama que no es capaz, en último extremo, de distanciarse de las convenciones del drama más manido. Al cabo, lo que los y las protagonistas de la película vienen a buscar es, ante todo, afecto, relaciones de pareja (bastante convencionales), la huida de la soledad. ¿Dónde quedan, entonces, la subversión, el desafío?
Por lo demás, en el plano formal, se echa de menos un mayor atrevimiento en la presentación de los espectáculos de new burlesque, así como de las vidas y emociones de las actrices protagonistas: una cámara más osada, menos complaciente (con las convenciones genéricas... que conducen al guión y a la película a centrarse en demasía en el personaje, convencionalmente "conflictivo", del manager, cuando acaso sea lo menos interesante de la historia -potencialmente- narrada).