Ren xiao yao (título de una canción que actúa como leitmotiv de la historia narrada) es, ante todo, una película acerca de la desesperación. No es una película melodramática, ni temática ni visualmente. Y, sin embargo, presenta a seres absolutamente perdidos, desorientados, que no hallan salida a su sinsentido, y tampoco la buscan.
Es posible hablar de las tensiones de la inserción de China en el contexto global, de su apertura a los modos del capitalismo, de las tremendas transformaciones que allí están acaeciendo... Sin duda, es posible hablar de todo ello, y de mucho más aún, con pleno fundamento.
Sin embargo, yo propongo una lectura más simple, acaso más esencial: en la película de Jia Zhang Ke, los personajes transitan por una sociedad que -como ocurre siempre en la contemporaneidad- está más allá de cualquier esperanza, de cualquier sentido, de cualquier búsqueda. Y, sin embargo, recién llegados (a causa de las transformaciones sociales contemponráneas de China, a las que acabo de hacer referencia) a tal situación, o a la conciencia abierta de la misma, tales personajes se hallan mucho más indefensos -que nosotr@s- para enfrentarse a la angustia que ello conlleva: no conocen nuestros trucos, nuestras añagazas, nuestros desvíos,... Que nos permiten ir sobreviendo, mal que bien, simulando no saber cuanto nos rodea. Ellos vagan, ansiosos y desesperanzados. (Nosotr@s, en cambio, hacemos ironías al respecto, procuramos aturdirnos, evadir el sentido del paso de los días y de la liquidación de los anhelos.)
Todo ello, como decía, lo sirve y lo presenta Jia Zhang Ke sin énfasis ni amaneramientos fuera de lugar: una cámara perseguidora, unos personajes que se agitan, impotentes; una vida que transcurre, un fracaso inevitable...
