¿Qué pasaría si la joven hija, aparentemente intachable, de un pequeño empresario de un pueblo de la Norteamérica interior, ferviente practicante de la fe calvinista, desapareciera y se sumergiese en el mundo de la pornografía y la industria del sexo? ¿Y si su padre, desesperado, fuese a buscarla, y para ello tuviese que aproximarse a un mundo para él completamente impenetrable? Tal es la situación de partida de esta película.
Con estos mimbres, podríamos esperar varias cosas diferentes: una historia de venganza; un thriller de investigación; una historia realista y moral(ista) acerca de la industria del sexo; una road movie en la que Jake VanDorn (George C. Scott) se vea transformado por su búsqueda; o bien un drama que desvelase las razones ocultas detrás de tal proceder.
Schrader apuesta por mantener su película entre el thriller de investigación y la aproximación realista y moralista al mundo de la industria erótica. En este sentido, la película me parece profundamente insatisfactoria.
En algún momento (sorprendentemente, en la última parte de la película) se apunta, sin embargo, una posibilidad, mucho más inquietante (y, por ende, mucho más interesante), que queda al fin, no obstante, sin explorar: que Kristen VanDorn (Ilah Davis) prefiera con mucho venderse que soportar la dominación patriarcal y religiosa en la que ha vivido toda su vida; y que ello no tenga nada que ver con la maldad de su padre (ésta sería la explicación fácil), sino con su forma -"honrada"- de vida, profundamente carente de sentido para ella.
Pero, como digo, sería esta otra película, que la narración de Schrader sugiere como posible, aunque no profundice en ella...