Wellman, como siempre, nos demuestra cómo, a partir de un argumento melodramático, plagado además de todos los tópicos orientalistas (la película está ambientado en el barrio chino de San Francisco), es posible, pese a todo, construir una narración contenida y brillantemente filmada. Con su habitual vigor (y con una espléndida -como todas las suyas- interpretación de Edward G. Robinson), la narración nos presenta el drama de Wong Low Get, abocado primero a matar a su mejor amigo, luego a casarse con la hija de éste, que no le ama y acaba enamorándose de otro. Como digo, nada relevante en el argumento. Sí, sin embargo, en la realización cinematográfica.
Puede verse una reseña mucho más completa aquí: