Ayer también tuve la oportunidad de contemplar la exposición -en Madrid- de las últimas fotografías de Pierre Gonnord. Aunque hay también escenas de la naturaleza, destacan sobremanera los impresionantes retratos de hombres y de mujeres anónimos (ancianas o de mediana edad, casi tod@s): construidos como retratos pictóricos, con una iluminación muy contrastada, apoyada en el claroscuro, cada detalle de las miradas, cada arruga y cada rojez de los rostros se perfilan con nitidez. (Zurbarán y Goya, Max Beckmann y Oscar Kokoschka, Richard Avedon y Bill Viola, me vienen a la mente al ver estos retratos.)
Al contrario de lo que ocurre en tantos retratos fotográficos (estoy pensando, por ejemplo, en algunos de Annie Leibovitz que vi recientemente), aquí contemplamos a seres humanos, no a personajes: esto es, a cuerpos -a rostros-, con su carne y su mortalidad, aunque también con algún pensamiento (inaccesible para nosotr@s) que adivinamos. No hay historia, no hay ideas: únicamente cuerpos.