De entre las películas producidas a finales de los años sesenta y comienzos de los años setenta por el Groupe Dziga Vertov (básicamente, Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Gorin), animadas por la idea de (re-)construir el cine político, con la finalidad de alejarse del "cine burgués" y de producir panfletos maoístas, es ésta, a mi entender, una de las más interesantes, de las (pocas) que mantienen aún hoy algún interés. (Otro día hablaré de Lotte in Italia, sobre la que también merece la pena reflexionar.)
Se trata, en efecto, de una reflexión en torno a una fotografía de Jane Fonda visitando Vietnam del Norte (claro está, en plena guerra) y sobre el papel que la estrella de cine, con sus buenas intenciones de apoyar a l@s oprimid@s, cumple realmente desde el punto de vista político. Una crítica, en suma, al idealismo "progresista", desde una perspectiva que se pretende más materialista, más realista (más -por usar la jerga "marxista" de la época- "científica"), en la medida en que valora las posiciones de poder, los mensajes que esos "progresistas" llenos de buenas intenciones difunden realmente y las estructuras de dominación de l@s oprimid@s que, pese a todo, reproducen. Una crítica política, pues, basada antes en Foucault y en la semiótica crítica que en el marxismo.
¿No sigue resultando hoy pertinente esta crítica, ante tanto "progresismo" de salón, lleno de palabrería y falto de atención hacia los efectos políticos reales (vale decir: sobre las estructuras sociales de la dominación, sobre los derechos humanos de l@s oprimid@s y sobre las relaciones de poder entre estos y los grupos sociales opresores)?
¿No sigue resultando hoy pertinente esta crítica, ante tanto "progresismo" de salón, lleno de palabrería y falto de atención hacia los efectos políticos reales (vale decir: sobre las estructuras sociales de la dominación, sobre los derechos humanos de l@s oprimid@s y sobre las relaciones de poder entre estos y los grupos sociales opresores)?