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sábado, 3 de octubre de 2009

Para no ver (y 2): "REC 2", de Jaume Balagueró y Paco Plaza




Y otra recomendación para no ver, dirigida nuevamente a quien aún no haya -como yo- caído en los embelecos de algunos críticos: no vayáis a ver REC 2, de Jaume Balagueró y Paco Plaza). REC, la primera, sin ser una obra maestra, tenía su gracia: la originalidad de la puesta en escena, del punto de vista, el realismo,... hacían que fuese una película de terror interesante y divertida.

Esta secuela es, claramente, un intento de seguir sacando leche a la vaca, cuando ésta está ya más que seca. O, cuando menos, los guionistas/ directores son incapaces de sacársela. Toda la gracia de la original se pierde, es una película de terror normalita, con tres o cuatro sustos, pero no más (encima, quien haya visto la primera, ya se imagina siempre cuál va a ser el susto, lo cual es mortal para una película que no tiene nada más). Demasiadas explicaciones, demasiada palabrería sobre posesiones demoníacas, religión y exorcismos, que nadie se puede tomar en serio. Incapaces de ofrecernos una película visual, se dedican a contarnos cuentos.

Lo que en la primera era agilidad, sorpresa, sequedad, respeto al punto de vista de la cámara, aquí son concesiones en todos los aspectos: lentitud, exceso de palabrería, ruptura del punto de vista, pésima dirección de las escenas de los ataques de los zombies (en la primera parte, a pesar de la nerviosa cámara , se percibía todo, pero no ahora: cada ataque es más confuso que el anterior), introducción de personajes nuevos a la mitar para alargar el metraje e introducir un poco de sangre fresca (nunca mejor dicho). Y, por supuesto, si -como es mi caso- uno no es un fanático del género, cualquier ulterior interés de la cinta primera (reacciones humanas en situaciones extremas, miedo a la muerte, poderes que instrumentalizan a l@s ciudadan@s, el mal como infección, la religión como delirio, la pulsión escópica...) queda aquí abortado, no porque haya menos temas serios -tampoco en la primera los había, en realidad-, sino por la falta de un estilo que permita abordarlos.

Lo único nuevo: puntos de humor negro... que chirrían -como todo- en esta mediocre cinta granguiñolesca.


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