Leo hoy otro poema de la última etapa de Celan, que, como tantos más de su poemario Schneepart (algunos, evocados ya otras veces en este blog), me conducen siempre a los osarios que hay detrás de cada discurso que triunfa.
Dice así el poema:
Aus der Vergängnis
stehen die Stufen,
das ins Ohr Geträufelte
mündigt die Vorzeit darin,
Fjorde
sind Dochte,
nüchtern Erzähltes
träumt,
du berürhst es, ein Tag-
verschworner.
En la versión de José Luis Reina Palazón (Paul Celan: Obras completas, 5ª ed., Trotta, Madrid, 2007). ligeramente modificada por mí, se traduce como:
De la fugacidad
emergen los estratos,
lo goteado en el oído
aboca al tiempo remoto,
los fiordos
son pabilos,
lo narrado sobriamente
sueña,
tú lo tocas, un
conjurado diurno.