Léanse con atención las declaraciones de un líder de la resistencia afgana:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Cara/cara/talibanes/elpepuint/20090906elpepuint_1/Tes
Pregunta para quienes tienen tan claro el concepto de "terrorismo": ¿son terroristas, guerrilleros, resistentes, luchadores por la libertad, un movimiento de liberación nacional,...? ¿O es que es todo lo mismo?
¿No será que, como ocurre con tantos otros términos del lenguaje político (propongo dos ejemplos más: puta/ prostituta/ trabajadora sexual; obscenidad/ pornografía/ sexo explícito), los cinco que he mencionado se refieren en realidad exactamente al mismo conjunto de hechos extralingüísticos, variando tan sólo los marcadores semánticos de índole emotiva y valorativa?
Porque, si esto es así, entonces será imposible llegar a una definición racional de "terrorismo" que no esté marcada por completo por el "síndrome de Humpty Dumpty" (ya sabéis, en Alicia en el país de las maravillas: "–La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes./ –La cuestión –zanjó Humpty Dumpty– es saber quién es el que manda…, eso es todo"). O sea, que, si somos capaces de aceptar esto, deberemos desprendernos del concepto... o luchar por ser nosotr@s quienes mandemos, para definirlo (autoritariamente) a nuestro modo.
Claro, habría -en teoría, al menos- una tercera solución: ser capaces de discutir racionalmente acerca de esos marcadores semánticos de naturaleza emotiva y valorativa, para distinguir entre los casos de lucha armada buena y mala. Esto es posible: complicado, pero posible. Mas, ¿quién se atreve a hablar de ello, hoy en día? Mejor imponer un discurso simplista, ¿no?
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Cara/cara/talibanes/elpepuint/20090906elpepuint_1/Tes
Pregunta para quienes tienen tan claro el concepto de "terrorismo": ¿son terroristas, guerrilleros, resistentes, luchadores por la libertad, un movimiento de liberación nacional,...? ¿O es que es todo lo mismo?
¿No será que, como ocurre con tantos otros términos del lenguaje político (propongo dos ejemplos más: puta/ prostituta/ trabajadora sexual; obscenidad/ pornografía/ sexo explícito), los cinco que he mencionado se refieren en realidad exactamente al mismo conjunto de hechos extralingüísticos, variando tan sólo los marcadores semánticos de índole emotiva y valorativa?
Porque, si esto es así, entonces será imposible llegar a una definición racional de "terrorismo" que no esté marcada por completo por el "síndrome de Humpty Dumpty" (ya sabéis, en Alicia en el país de las maravillas: "–La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes./ –La cuestión –zanjó Humpty Dumpty– es saber quién es el que manda…, eso es todo"). O sea, que, si somos capaces de aceptar esto, deberemos desprendernos del concepto... o luchar por ser nosotr@s quienes mandemos, para definirlo (autoritariamente) a nuestro modo.
Claro, habría -en teoría, al menos- una tercera solución: ser capaces de discutir racionalmente acerca de esos marcadores semánticos de naturaleza emotiva y valorativa, para distinguir entre los casos de lucha armada buena y mala. Esto es posible: complicado, pero posible. Mas, ¿quién se atreve a hablar de ello, hoy en día? Mejor imponer un discurso simplista, ¿no?