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viernes, 21 de junio de 2013

The ladykillers (Joel Coen/ Ethan Coen, 2004)


En la versión original de The ladykillers (Alexander Mackendrick, 1955), el núcleo más relevante de la narración estriba en una serie de interesantes digresiones -algo amargas, como es habitual en el cine de este director- acerca del papel social que cumplen la educación y el respeto, en tanto que mecanismos de control social: la esencia de la comicidad de la película, en efecto, se derivaba del hecho de que la banda de atracadores fuese, en el fondo, tan respetuosa de las convenciones sociales como cualquier "buen ciudadano"; y de que, debido a ello, su plan, y aun sus vidas, se veían abocadas al fracaso más estrepitoso, por exceso de respeto y de urbanidad.

Como era de esperar, los hermanos Coen recogen el argumento de aquella versión para, sin embargo, volver a adaptarlo, pero de un modo que prescinde casi por completo de cualquier análisis (social), para enfatizar, una vez tras otra, el aspecto grotesco de la historia. De este modo, la comedia que surge es, sin duda alguna, otro tipo de comedia, radicalmente diferente. No deberán buscarse aquí, por lo tanto, indagaciones -como las que enmarcaban el antiguo tratamiento de la trama- acerca de la relación entre individuo y sociedad, y comunidad. Por el contrario, lo que hallaremos ahora serán meros monigotes: que gesticulan, accionan, viven y mueren, pero que carecen de cualquier hondura psicológica o pretensión de representar categorías sociales más amplias.

Encontraremos, pues, una comedia de trazo grueso desde el punto de vista dramático y próxima al lenguaje visual del cómic, en su aspecto formal.. Que hace posible la risa, e incluso la risotada. Pero que, sin embargo (e incluso con un argumento tan parecido -reubicaciones geográficas al margen- al de la versión anterior), al usar y abusar de esa retórica de lo grotesco, bloquea de hecho cualquier posibilidad de poder acceder, a través de la representación visual plasmada en la película, a una visión atinada de ese trasfondo temático (social) que vuelve plausible que un grupo de individuos fuertes y decididos acabe por sucumbir, a manos de "el encanto" (hecho valer socialmente) de "una vieja dama".

Dicha imposibilidad de mostrar de forma convincente lo que constituye el núcleo de la historia, pero también un elemento clave desde el punto de vista dramático, hace que la película, la revisión del clásico, resulte, en el fondo, una forma -brillante, sin duda- de fracaso narrativo..


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