"Lleváis dentro la semilla de la credulidad. Recordáis el tiempo que abarca esta narración y captáis la conspiración. Estoy aquí para deciros que todo es verdad y que no es en absoluto como pensáis."
James Ellroy, Blood's a rover
James Ellroy, Blood's a rover
He acabado hoy de leer las más de dos mil páginas de esta obra magna de James Ellroy: formada por tres novelas, American tabloid, The cold six thousand y Blood's a rover, la trilogía narra, a través de una pléyade de personajes -ficticios y reales-, vistos, cada uno de ellos, desde la perspectiva de varios narradores, que se van alternando en dar voz a la historia. Complementados además por documentos que aportan información y visiones complementarias sobre la historia narrada.
La historia es la de las cloacas de la historia y de la política norteamericanas. O, por decirlo con la acertada expresión de Peter Dale Scott, la del "Estado profundo" norteamericano, en el que el poder policial, las finanzas y el crimen organizado han estado siempre interrelacionados, suplantando a la ciudadanía y a la democracia. A partir de una característica -y harto compleja- trama de narración criminal, Ellroy presenta una apabullante trama de intriga política, financiera, de espionaje y de criminalidad, en la que se ven enredadas la política y las finanzas norteamericanas desde los finales de la era de Einsenhower hasta el final del primer mandato de Richad M. Nixon y la muerte de John Edgar Hoover: pasando, pues, por los asesinatos de John F. Kennedy, de Robert F. Kennedy y de Martin Luther King, por las agresiones contra Cuba y contra otros países latinoamericanos, por las convulsiones sociopolíticas del movimiento por los derechos civiles de la población afroamericana y la incidencia de la guerra del Vietnam.
Todo este fresco histórico es presentado bajo los parámetros de una gran conspiración: con sus contradicciones, con sus fracasos, pero, de cualquier modo, con una consistencia esencial, en el objetivo de garantizar la elusión de la democracia y de la soberanía popular, en beneficio del gobierno de las élites.(Que, sin embargo, sólo como trasfondo aparecen en las novelas: las mismas se concentran antes en los verdaderos "perros de presa del capitalismo norteamericano" -los policías, los espías, los terroristas,...- antes que en sus amos.)
El mensaje resulta, en suma, claro: todo en la "democracia norteamericana" está, en realidad, atado y bien atado. Cabe, sin duda alguna, seguir la lucha contra ella. Pero ello parece ser más una cuestión de dignidad y de ética. Como les ocurre a varios de los personajes protagonistas, que van evolucionando (a medida que la trilogía avanza -y tal evolución resulta un recurso dramáticamente notable de la obra, que la aleja de cualquier formulismo, también de los sedicentemente izquierdistas), desde una rígida sumisión a sus amos, hacia una mayor capacidad para pensar -y para sentir- por sí mismos, como seres autónomos; y, consiguientemente, para rebelarse, contra ellos y contre el sistema que gobiernan, y que les domina. En todo caso, más allá de la resistencia del individuo y de su conciencia, todo parece, políticamente, estar casi perdido...
(Por lo demás, la gran mayoría de los personajes -descontando algunos de los protagonistas principales- no llegan a evolucionar. He aquí la otra parte aterradora -además de la directamente política- de la historia narrada: el determinismo social que hace que la mayoría de los esbirros no puedan, ni sepan, ni quieran, ser otra cosa que eso; esbirros, con la conciencia moral congelada y dispuestos a cualquier cosa para servir a sus prejuicios y a sus intereses materiales más inmediatos y groseros (y, con ello, a servir a sus amos). En realidad, no son capaces de hacer otra cosa, aun cuando lo que hacen les provoque locura, sufrimiento e infelicidad... Y es el racismo, precisamente, el instrumento ideológico que permite mantenerlos paralizados, en su rol social de servidores de los opresores.)
Todo lo anterior, Ellroy lo cuenta a través de un lenguaje cortante y entrecortado, en el que las descripciones de acciones, de pensamientos y de sentimientos apenas alcanzan un mínimo rigor realista (conforme a los cánones convencionales), sino que parecen antes una trasnscripción literaria de estados mentales (alterados) de l@s protagonistas. Con capítulos cortos (fechados y ubicados espacialmente), complementados, como se ha dicho antes, con transcripciones de documentos (artículos de prensa, transcripciones de conversaciones telefónicas, informes confidenciales, diarios personales, etc.), se compone un inmenso puzzle. Un puzzle que consigue, al tiempo (y ello resulta sorprendente, dadas las dimensiones, tanto materiales como conceptuales, del empeño), presentar una amplísima historia política y criminal, con una información completa, mientras que nos permitir acceder a la evolución psíquica de los personajes protagonistas y comprenderla.
Se non è vero...
Se non è vero...