Theodor W. Adorno escribía las frases que a continuación transcribo en su exilio, en pleno nazismo, reflexionando acerca de cómo reacciona la burguesía cuando se ve enfrentada a la evidencia de la obscenidad de la desigualdad y a la consiguiente inseguridad que le surge acerca de su control del poder social:
"Los burgueses han perdido su ingenuidad, lo que les ha vuelto insensibles y malintencionados. La mano protectora que aún cuida y cultiva su jardín como si éste no se hubiera convertido desde hace ya tiempo en 'lote', pero que, recelosa, mantiene a distancia al intruso desconocido, es ahora la misma que niega el asilo al refugiado político. Como si estuvieran objetivamente amenazados, los que ostentan el poder y su séquito se vuelven subjetivamente inhumanos. De este modo la clase se repliega sobre sí misma haciendo suya la voluntad destructiva que anima el curso del mundo. Los burgueses sobreviven como fantasmas anunciadores de calamidades."
(Theodor W. Adorno, Minima Moralia, §14)
...pero podría haberlas escrito ayer mismo, puesto que la obscena inhumanidad de quienes ostentan casi toda la riqueza y casi todo el poder ha renacido. Y, como entonces, viene a poner de manifiesto su miedo, su inseguridad. Y su potencial destructivo.